martes, 16 de abril de 2019

La actividad física no es beneficiosa en sí; y te explicamos por qué


Dr. Villamor | Gonzalo Pérez. YouNews. La Razón

Hola a todos.

Hace poco, me entrevistaron en YouNews, una interesante iniciativa de La Razón para hablar de cómo había evolucionado la Traumatología desde que yo empezase a ejercer hasta ahora. 

A lo largo de una interesante charla, tuve la oportunidad de desgranar los aspectos que en todos estos años me han ido pareciendo más relevantes y significativos y que os iré contando poco a poco en este blog. 

La verdad es que la entrevista dio para un montón de posts sobre temas muy interesantes, claro que yo no soy muy objetivo porque durante mi carrera he procurado formar un equipo multidisciplinar de profesionales que vivan la Medicina de forma tan apasionada como yo.

El caso es que a raíz de esta entrevista, algunos de mis compañeros, amigos e incluso pacientes se han dedicado a reprocharme en tono jocoso el titular escogido para la enmarcar la entrevista: “La actividad física no es beneficiosa de por sí”. 

A muchos les chocará esta afirmación, sobre todo teniendo en cuenta que, además de contar con un gran número de deportistas profesionales entre nuestros pacientes, tanto en este blog, como en nuestras redes sociales siempre nos posicionamos en contra del sedentarismo, y ensalzamos las bondades de la actividad física para mantener la salud y procurar un envejecimiento saludable ¡si hasta tenemos un área de Medicina Deportiva!

Estas reflexiones me han llevado a explicar un poco mejor el tema, dado que buena parte de nuestras sesiones clínicas giran en torno a problemas y circunstancias derivadas de la revolución que está protagonizando la actividad física y el ejercicio en la población general como medio para mantener la salud, mejorarla o, incluso, para prevenir enfermedades. 

Cómo hemos cambiado

Hace un par de generaciones, nuestros abuelos no reparaban en esta cuestión, simplemente porque en sus desplazamientos diarios o en sus trabajos ya llevaban a cabo suficiente actividad física. Sin embargo, en la actualidad nos hemos visto empujados a plantearnos las consecuencias negativas del sedentarismo para nuestra salud y la necesidad de poner en movimiento nuestro sistema locomotor como medio para mejorar el estado de todo nuestro organismo.

Sin embargo, tal y como refería en la entrevista, creo que la incorporación del deporte a nuestra vida cotidiana no se ha hecho de una manera reflexiva atendiendo a criterios de salud, sino más bien a modas, gustos pasajeros o actividades vistosas y espectaculares que no siempre van de la mano con lo que es mejor para nuestro cuerpo.  

El aparato locomotor está diseñado para soportar el estrés mecánico y es capaz de lograr hitos asombrosos, pero no es una máquina. Aunque muchas veces se recurre a esta comparación, lo cierto es que el aparato locomotor está compuesto de tejidos vivos: músculos, huesos, cartílagos, tendones, ligamentos, fascias… no de piezas inertes. 

Por eso, a diferencia de lo que ocurre con las máquinas, nuestro cuerpo se debilita cuando se ve obligado a hacer un esfuerzo excesivo o a trabajar cerca del límite acostumbrado. De esta forma, cuando decidimos ponerlo a prueba, es necesario conceder un margen de tiempo para fortalecerlo y adaptarlo a las nuevas exigencias. Asimismo, esta progresión no puede ir a un ritmo superior al de los mecanismos normales de remodelación ni tampoco apuntar a un objetivo diferente al que estamos demandando. 

Dicho de otro modo: si decidimos empezar a llevar una vida más activa o practicar un deporte, hemos de hacerlo siendo muy conscientes del punto del que partimos, de los objetivos que queremos cumplir y de que para llegar a ellos hay que recorrer un camino en el que nuestro cuerpo irá adaptándose a exigencias cada vez mayores. 

Querer plantarse en la meta de un salto o por arte de magia únicamente nos costará disgustos en forma de lesiones musculares, sobrecargas, irritación de los cartílagos o roturas tendinosas, tal y como constatamos a diario en iQtra.

Hace unos días, leía una noticia que decía que el running ya es el deporte más practicado por los españoles y no pude evitar recordar una entrada que publicamos en este blog refiriendo un estudio que apuntaba que los corredores amateur eran más proclives a sufrir lesiones por no planificar sus entrenamientos, no medir sus fuerzas y no respetar los tiempos de descanso. 

Buscar otro enfoque a la situación

Estos hallazgos no quieren decir, ni mucho menos, que los especialistas hayamos cambiado de opinión y ahora desaconsejemos el deporte o hacer ejercicio; ni mucho menos. En nuestras consultas constatamos que alejarse de una vida sedentaria se traduce en un mejor estado de salud general, en un sistema locomotor más ágil, en un envejecimiento saludable…  pero sí creemos necesario pulir el enfoque porque sin duda la idea es buena, pero la estamos ejecutando mal.

Para ello, os recomiendo hacer un repaso a un post sobre este tema escrito por uno de nuestros especialistas, el Dr. José María Torregrosa, que resume la filosofía que seguimos en nuestra Unidad de Medicina Deportiva acerca de las claves para empezar a hacer deporte, sacarle el máximo rendimiento al entrenamiento y no desfallecer a las primeras de cambio... o lo que es peor, abandonar por lesión. 

Las claves para sacar las ventajas de la actividad física y el ejercicio sorteando lesiones y perjuicios reside en hacerse un chequeo previo para descartar problemas de salud o conocer posibles contraindicaciones absolutas o relativas para hacer deporte. 

Asimismo, hay que escoger la disciplina correcta según nuestro estado de forma, nuestros gustos o nuestra motivación sin dejarnos llevar por las modas, planificar la preparación, establecer la intensidad y duración de las sesiones de entrenamiento, pautar los periodos de descanso, evaluar la progresión para introducir modificaciones (o no) en las rutinas… y adaptar la alimentación a la actividad física que hacemos partiendo de una base realista.

De lo contrario, en lugar de llegar a la salud a través del ejercicio, enfermaremos a causa del deporte. De ahí el titular de que la actividad física no es beneficiosa en sí. Para ello, debe acompañarse de un trabajo de reflexión y planificación antes y durante que pocas veces se hace.

Para que este proceso dé mejores resultados, es conveniente contar con asesoramiento profesional, tal y como explicaba en la entrevista de La Razón acerca de cómo escoger la actividad adecuada o cómo reducir el riesgo de equivocarnos en nuestros planteamientos. 

En nuestro equipo hemos desarrollado una serie de estudios personalizados que analizan desde nuestra predisposición a partir de la lectura genómica, en la que se apoyan nuestros médicos deportivos, fisioterapeutas y preparadores físicos, aconsejando y confeccionando protocolos de entrenamiento más adecuados para cada persona que prepara con responsabilidad su cuerpo.

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