Hola a todos.
Esta semana he leído un trabajo en la revista Journal of Science and Medicine Sports que arroja varias conclusiones muy interesantes
para los aficionados al running y también para los especialistas que tratamos a
este tipo de deportistas.
Se calcula que más de dos millones de españoles se calzan las zapatillas asiduamente y salen a correr. La locura por este deporte se
aprecia en las cifras de ventas de zapatillas y ropa deportiva específica y en
las inscripciones de las diferentes carreras populares, que no han hecho sino
aumentar en los últimos años. Los motivos de la fiebre por este deporte son
muchos, aunque fundamentalmente giran en torno a sus beneficios, sus resultados
visibles y al hecho de que se puede practicar solo o en grupo, a diferentes
niveles, con carácter competitivo o no… y todo ello sin necesidad de hacer un
desembolso económico importante.
No obstante, apuntarse a las modas deportivas también
acarrea una serie de circunstancias menos positivas que hemos de tener en
cuenta para sacarle todo el jugo al entrenamiento sin poner en riesgo nuestra salud.
Runners autodidactas
La investigación a la que os hago referencia, elaborada por
especialistas en Medicina Deportiva de la Universidad de Edimburgo (Reino
Unido), contó con la participación de 1.145 runners aficionados que remitieron exhaustivos
cuestionarios en los que se reflejaba su plan de entrenamiento, sus objetivos,
la frecuencia con la que salían a correr, la experiencia que tenían como
practicantes de running, el terreno en el que solían correr, la intensidad y la
carga de entrenamiento…
Después de analizar los datos, las autoras del seguimiento
llegaron a una serie de conclusiones que invitan a reflexionar. Por un lado,
hallaron que nada menos que 570 corredores tenían algún tipo de lesión
musculoesquelétic de diversa índole en el momento de participar en el trabajo.
A pesar de que dicha lesión les causaba dolor, había afectado a su rendimiento
y les había obligado a reducir su carga de entrenamiento, nada menos que el 86%
de ellos no había dejado de salir a correr, lo que había perjudicado su
recuperación de manera notable.
Por otro lado, observaron que la mayoría de los runners que
no habían seguido un plan de entrenamiento estructurado y supervisado por un
profesional tenían más riesgo de sufrir lesiones en su aparato locomotor que
los que habían buscado ayuda especializada. Este punto parece obvio, pero sin
duda es destacable, dado que buena parte de los aficionados a este deporte
comienzan a practicarlo sin asesoramiento profesional.
“Los corredores más experimentados tienen una tasa menor de
lesiones. Los principiantes deberían recurrir a programas debidamente
estructurados que vayan adaptando la carga de entrenamiento a su evolución, sus
progresos y sus circunstancias. Esto es especialmente importante cuando sufren
una lesión, ya que el hecho de recuperarse por completo de la misma reduce el
riesgo de volver a hacerse daño en el futuro”, concluyen las investigadoras.
Estas afirmaciones de las especialistas coinciden plenamente
con la manera que tenemos de trabajar en nuestra Unidad de Medicina Deportiva.
Tal y como hemos comentado en varias ocasiones, antes de empezar a practicar cualquier
ejercicio de cierta exigencia es conveniente ponerse en manos profesionales
para contar con un asesoramiento adecuado que nos ayude a progresar, a cumplir
nuestros objetivos y a cuidarnos con salud.
Medicina Deportiva iQtra
En iQtra comenzamos abriendo una historia clínica y llevamos
una exhaustiva entrevista para conocer no solo la condición física actual del
paciente, sino también antecedentes familiares que puedan darnos pistas de
posibles problemas que debamos tener en cuenta. Saber además si el paciente
tiene o no diabetes, alteraciones metabólicas, enfermedades cardiovasculares o
factores de riesgo como hipertensión o colesterol elevado nos ayudarán a sentar
las bases del entrenamiento más adecuado para él, algo para lo que también
debemos hacer un reconocimiento médico y una prueba de esfuerzo.
Después toca pasar por el podólogo para realizar un estudio
de la pisada y revisar la técnica que el paciente tiene a la hora de correr. De
esta forma podemos introducir las modificaciones necesarias y, si es necesario,
diseñar unas plantillas que corrijan posibles anomalías de la pisada que
pudieran desembocar en lesiones futuras. Asimismo, la visita a la Unidad de Podología es necesaria para que el runner sepa cómo cuidar sus pies, qué
zapatillas son las más adecuadas para él… dado que incluso una mala elección de
calcetín puede acarrear problemas podológicos.
Nuestros especialistas además elaboran una tabla de
ejercicios encaminada a trabajar la elasticidad y a potenciar la musculatura de
la cadena posterior de las piernas y pies (fascia plantar, gemelos,
isquiotibiales, bíceps femoral y glúteos). Además, no hay que descuidar el
trabajo del psoas y de la cintura lumbar. Las alteraciones en estas zonas
repercuten directamente en la aparición de lesiones de espalda y desgarros
musculares.
Especialmente en el caso de las mujeres recomendamos tener
muy en cuenta el tono del suelo pélvico, ya que en ellas esta zona sufre más
por motivos hormonales, embarazos, partos… y si no se trabaja con Pilates o
hipopresivos el running puede perjudicar esta estructura muscular.
En cuanto a la edad, existe la idea generalizada de que a
partir de cierta edad no es conveniente correr. Eso es cierto a medias.
Precisamente la falta de asesoramiento profesional hace que muchas personas que
tradicionalmente han sido sedentarias se calcen las zapatillas y se lancen a
correr y acaben pagando las consecuencias en forma de lesión.
No obstante, con
las debidas cautelas y pautas podemos decir que nunca es tarde para hacer
running si verdaderamente se trata de un deporte que nos gusta y nos motiva,
factores que además van a asegurar que seamos constantes. En el caso de los
corredores más veteranos, es recomendable vigilar su densidad ósea, así como el
estado de sus cartílagos para ir introduciendo modificaciones en su manera de
entrenar. Salvo excepciones, el hecho de cumplir años no implica colgar las
zapatillas.
¿Y qué pasa con los niños?
Los más pequeños de la casa
tienen huesos y articulaciones mucho más resistentes para la carrera que los
adultos. Asimismo, suelen ser más flexibles, lo que también les beneficia. Por
este motivo, el hecho de que los niños corran no debe suponer ningún problema a
priori. Es más, en iQtra solemos ver lesiones infantiles en niños que hacen un
trabajo intenso de musculación. En estos casos los músculos que adquieren
demasiada potencia hacen una especie de efecto de tracción que repercute
negativamente en el desarrollo de los huesos y en los tendones que insertan las
estructuras articulares.
Dicho esto, si el running os atrae poneos en manos expertas
y… ¡ánimo!
También te interesa:
No hay comentarios:
Publicar un comentario