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No obstante, en el caso de las mujeres, esta afirmación es palpable prácticamente desde el primer día de gestación, porque incluso antes de saber que están embarazadas ya empiezan a experimentar cambios fisiológicos.
Y es que a ellas no sólo les cambia la vida; les cambia el cuerpo, mucho, y no siempre para bien. Por fortuna para ellas, algunas se libran de las clásicas molestias específicas del embarazo, tales como náuseas, acidez digestiva, problemas de sueño, retención de líquidos... pero de lo que ninguna se escapa es del aumento de peso, de la distensión abdominal, de alteraciones genitourinarias y de sobrecargas lumbares derivadas de la modificación de la curvatura natural de la espalda.
Nuestra fisioterapeuta Carolina Fernández, especialista en uroginecología, nos va a contar cómo paliar y prevenir todos estos efectos colaterales asociados a la gestación para que una vez que tengáis a vuestro bebé en brazos podáis disfrutarlo en plena forma.