lunes, 4 de marzo de 2019

Enfermedades que pueden impedirte hacer deporte


Hola a todos. 

Los que seguís este blog, por cierto, cada día sois más y no queremos dejar de daros las gracias por vuestra fidelidad, sabéis de nuestra implicación en el ámbito de la Medicina Deportiva, y no solamente para tratar y operar lesiones de deportistas de cierto nivel.

Desde nuestra Unidad de Medicina Deportiva y con nuestras actividades y talleres siempre hemos abogado por una vida activa, un envejecimiento saludable y por hacer ejercicio de manera adecuada para evitar riesgos y lesiones asociados a una práctica deportiva mal planificada y para sacarle el máximo jugo a las actividades que nos propongamos poner en marcha. 

En más de una ocasión hemos recalcado que al decantarse poruna actividad deportiva es importante escoger algo que nos motive, nos guste de entrada y nos divierta adaptándonos a nuestra condición física, nuestro estado de salud general y posibles patologías y trastornos de salud que tengamos previamente. Encontrar el equilibrio entre lo que queremos hacer y lo que podemos hacer es vital para hacer deporte sin correr riesgos, para progresar, mejorar y sentirnos plenamente satisfechos.

Por ese motivo, una vez que hemos ideado en nuestra cabeza qué deporte querríamos o nos gustaría practicar, hemos de aterrizar en la consulta de un médico deportivo que nos haga un reconocimiento completo para comprobar nuestro estado de salud y realizar una proyección acerca de la actividad que nos viene mejor para practicarla sin riesgos y con posibilidades de mantenerse en el tiempo, que al final es la mejor fórmula para lograr buenos resultados.

En qué consiste el reconocimiento médico deportivo

El reconocimiento médico específico para hacer deporte tiene partes comunes a cualquier otro chequeo y otras más específicas encaminadas a valorar nuestra forma física. Así, el médico deportivo ha de hacer una entrevista al usuario, confeccionar una historia clínica para conocer antecedentes personales y familiares reseñables y una exploración física completa, además de alguna prueba complementaria para intentar descubrir si tenemos alguna alteración o enfermedad que pueda afectar a nuestro rendimiento, a nuestra salud general e, incluso, a nuestra vida.
Los resultados de este reconocimiento médico deportivo nos dirán si somos aptos para realizar cualquier deporte o si, por el contrario, presentamos alguna limitación (y de qué tipo) o directamente sufrimos una contraindicación, ya sea temporal o definitiva para practicar alguno o varios deportes.

Una herramienta muy útil a nuestro alcance

Para llevar a cabo un diagnóstico y una valoración más precisas, la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED- FEMEDE) ha puesto a disposición de los que nos dedicamos a la Medicina Deportiva un documento de consenso que constituye una herramienta excelente a la hora de llevar a cabo nuestra labor.
En este excelente trabajo, se recopilan las diversas contraindicaciones que pueden afectar no solo a al sistema cardiovascular, que es el que normalmente se nos suele venir a la cabeza cuando pensaos en obstáculos de salud para hacer deporte, sino a otros sistemas y órganos de nuestro cuerpo.

Patologías cardiovasculares que pueden ser un obstáculo para el deportista

  • Valvulopatías. Afecciones de cualquiera de las válvulas del corazón, bien por estenosis (estrechamientos o limitaciones en su apertura) como por insuficiencia (cierre incompleto).
  • Cardiopatíascongénitas. Enfermedades cardiacas de origen embrionario que pueden afectar a lasválvulas,a las arterias coronarias encargadas de transportar el oxígeno y nutrientes al corazón,a las comunicaciones entre aurículas o ventrículos; que son las cuatro cámaras en las que se divide el corazón (dos aurículas y dos ventrículos) por las que tiene que pasar la sangre a través de las válvulas. También se engloban en este grupo las enfermedades del miocardio (el músculo del corazón), la hipertrofia cardiaca (agrandamiento excesivo del corazón), arritmias ventriculares, cardiopatía dilatada, pericarditis (inflamación de la membrana que envuelve el corazón).
  • Arritmias. En este punto hay que distinguir las benignas, las parafisiológicas (típicas del deportista) y las malignas, que son las que pueden producir graves consecuencias durante la actividad física.
  • Hipertensión arterial.
  • Enfermedades de la arteria aorta. Tales como los aneurismas (dilataciones de la pared vascular), síndrome de Marfan…
  • Enfermedades coronarias. En este grupo nos encontramos con la cardiopatía isquémica, una patología causada fundamentalmente por la aterosclerosis (acumulación de placas grasas en la pared arterial que dificultan y pueden acabar obstruyendo el flujo normal de la sangre), responsable principal de la muerte súbita y del infarto de miocardio en deportistas adultos.
  • Canalopatías cardiacas. Trastornos genéticos que repercuten en alteraciones del ritmo cardiaco, como el síndrome QT largo, el de Brugada o el de repolarización precoz.
En el caso de encontrar alguna de estas patologías es necesario llevar a cabo estudios más amplios para valorar el grado de importancia y su repercusión en la vida y en la salud general del paciente. En función de los resultados podemos saber si se trata de contraindicaciones absolutas o relativas.

En el documento de SEMED-FEDEME, no obstante, no encontramos información relativa únicamente a las patologías de tipo cardiovascular, aunque a priori son las que más pueden llamarnos la atención o preocuparnos.


Esta herramienta también recomienda proceder de igual manera (con respecto a la valoración del paciente) en lo relativo a 

Otras enfermedades que pueden impedir hacer deporte:


  •  Respiratorias. Como por ejemplo, asma de difícil control o broncopatías crónicas  que no responden bien al tratamiento.
  • Endocrino metabólicas y nutricionales. En este grupo tenemos el hipertiroidismo no controlado con el tratamiento, la obesidad severa (IMC>40), diabetes mal controlada…
  •  Infecciosas. Como por ejemplo, la tuberculosis activa, la mononucleosis en curso, VIH en fases avanzadas que comprometen seriamente la inmunidad, enfermedad febril aguda…
  • Nefrológicas. Se trata de enfermedades que afectan a los riñones y las vías urinarias; como la insuficiencia renal aguda activa, la glomerulonefritis (caracterizada por el daño de los glomérulos, los filtros renales del plasma sanguíneo).
  • Oftalmológicas. Desprendimiento de retina, miopía magna, cataratas y en general cualquier patología que afecte seriamente a la visión.
  • Digestivas. Hernia abdominal, enfermedad inflamatoria intestinal reagudizada, hepatitis…
  • Del aparato locomotor. Espondilolistesis (desplazamiento de una vértebra sobre otra), inestabilidad de la columna, hernia discal severa, escoliosis severa, fracturas.
  • Neurológicas, neuroqquirúgicas y psiquiáticas. Como epilepsia y crisis convulsivas, traumatismo craneoencefálico, esclerosis múltiple…
  • Dermatológicas. Hay diversas enfermedades de la piel, como infecciones víricas o fúngicas (causadas por hongos) pueden suponer una contraindicación temporal o relativa, como por ejemplo la dermatitis atópica o la urticaria.
  • Hematológicas. En este punto se engloban las alteraciones de la coagulación de la sangre, enfermedades plaquetarias, tratamiento con antiagregantes y anticoagulantes, anemias severas…
  •  Otras. Enfermedades del oído, del equilibrio, alcoholismo, consumo de drogas o uso de medicamentos causantes de somnolencia severa.
Doctor José María Torregrosa

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid, especialista en Medicina de Educación Física y Deporte por la Universidad Central de Barcelona, destaca su actividad investigadora con trabajos publicados sobre deporte y aparato locomotor.

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