viernes, 10 de octubre de 2014

Biomecánica; la importancia de tener una buena pisada



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A la consulta de Podología de iQtra no sólo acuden pacientes con patologías propias de los pies, sino que cada vez son más los usuarios que han tomado conciencia de que la pisada es causa de problemas que se manifiestan en otras articulaciones, tales como rodillas, caderas o la columna lumbar.

Para detectar estos problemas y poder tratarlos es fundamental, tal y como defendemos en iQtra, la existencia de un equipo multidisciplinar, cuyos profesionales de distintos ámbitos (fisioterapeutas, traumatólogos, médicos deportivos…) sean capaces no sólo de centrarse en la dolencia por la que el paciente consulta, sino de ver más allá y detectar cuándo el origen de la patología puede estar en la pisada del paciente.

 Existen casos bastante evidentes, como las desviaciones hacia fuera o hacia dentro de las rodillas, en las que realineando el pie conseguimos hacer lo mismo con la rodilla y así descargar las zonas que más estuviesen sufriendo por las tensiones que provocan este tipo de deformidades.

Pero en otras ocasiones nos encontramos con dolores inespecíficos, que a simple vista no parece que se deban a ningún problema en la propia articulación.

Por ejemplo, un paciente que nos consulta por un dolor en la cara anterior de la rodilla, en el que hemos descartado que haya patología de rótula o de partes blandas a ese nivel. Es muy importante analizar la pisada en estática en ese paciente, ya que lo más habitual si lo hacemos es encontrarnos con que el centro de gravedad de su cuerpo está desplazado hacia delante, lo que provoca sobrecarga en todo el compartimento anterior de la rodilla, hecho que puede justificar por sí solo su dolor.

Todo comienza en el pie

Otro ejemplo podría ser un corredor con sobrecarga permanente en la musculatura de la parte lateral de las pantorrillas, los músculos peroneos. Es altamente probable que, si analizamos su pisada, nos encontremos con que es un paciente pronador, es decir, que pisa utilizando más el borde interno del pie. Ese corredor, por la forma de su pisada, mantiene siempre en posición de acortamiento esos músculos que tiene sobrecargados, de ahí que por mucho que los estire no consiga lograr el alivio que necesita tras la carrera.

No debe asustarnos el hecho de sufrir este tipo de dolencias u otras parecidas, ya que el abanico de posibilidades terapéuticas es muy amplio. Lo importante es recibir un tratamiento integral que consiga optimizar la pisada del paciente eliminando así su dolor.

Es posible que desde el servicio de podología indiquemos una plantilla correctora, pero un buen entrenamiento y estado de la musculatura son básicos para lograr el éxito del tratamiento. Los ejercicios de propiocepción, en los que se trabaja la coordinación y el equilibrio (a la pata coja, sobre superficies inestables…) serán fundamentales para mejorar la postura, al ser el pie uno de los captores posturales más importantes. Revisar el tipo de calzado, indicar estiramientos específicos, trabajar la musculatura adecuada, mejorar el gesto deportivo… son sólo algunos ejemplos de técnicas que podremos utilizar. Con todas estas posibilidades y poniéndonos en manos de unos buenos profesionales, garantizaremos la curación y evitaremos futuras recaídas.

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