Valentín Fuster y Ángel Villamor en el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social |
Hoy os escribo especialmente emocionado porque hoy te tenido el grandísimo honor de recibir, junto a otros especialistas muy reputados en sus áreas profesionales, el premio a la Excelencia Sanitaria en el seno del Foro sobre Hipertensión Arterial, Diabetes y Educación Terapéutica de los Pacientes.
Durante toda la jornada, celebrada en el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, los ponentes han hablado por y para el paciente y han destacado la importancia de que los sanitarios hagamos divulgación, formación y educación para que éstos sean capaces de tomar ese papel proactivo que muchas veces ellos reclaman y nosotros echamos de menos. Este punto responde plenamente al espíritu que tratamos de implantar en iQtra, a través de entre otros canales, este blog. Supongo que este especial interés ha sido el motivo de que hayan pensado en mí para recibir este premio, que también han recibido Josep Redón, presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión Arterial, Luis Fernández Vega, presidente de la Sociedad Española de Oftalmología y Valentín Fuster, director general del Centro de Investigaciones Cardiovasculares.
Muy acertadamente, el presidente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), uno de los ponentes, ha destacado que "no podemos hablar de que el paciente es el centro del sistema sanitario si éste no está formado". En iQtra estamos convencidos de que esta máxima no es aplicable únicamente a la patología diabética; también al resto de problemas de salud.
Asimismo, me ha impactado la pasión con la que Valentín Fuster ha defendido el talento que se gesta dentro de nuestras fronteras. Fuster, quizá el cardiólogo más eminente del mundo, ha desgranado la cantidad de proyectos en los que se ha metido de cabeza y sin dudar, cómo ha sorteado las dificultades que se han presentado en su camino y cómo la motivación le ha movido en todos sus empeños. Nos ha conminado a dejar de perder el tiempo buscando culpables de la mala situación que atraviesa la sociedad española para pasar a buscar soluciones y a trabajar en ellas. "Tenemos un gran país; no lo destrocemos", ha zanjado.
Trabajo y esfuerzo; la clave del éxito
Y precisamente en este sentido iba el pequeño discurso de agradecimiento que había preparado para cuando me tocase hablar a los asistentes. El único mérito que atesoro es el trabajo y el esfuerzo; no conozco otra fórmula. He de reconocer que crecí obnubilado y un punto acomplejado porque mi familia está plagada de mentes privilegiadas, a cuya altura yo quería estar a toda costa.
Sin embargo, mi padre, con más intención de consolarme que otra cosa siempre practicaba eso del refuerzo positivo conmigo y me decía: "Ángel, no quiero un niño listo; quiero un hijo trabajador".
Esta máxima me ha acompañado durante toda mi vida y es por eso que me siento tan honrado al recibir este premio. En una época en la que los españoles podríamos sentirnos acomplejados por los mayores recursos de nuestros vecinos me parece verdaderamente ejemplar que una institución como ésta, admirable y de referencia, nos premie y nos recuerde ese ingenio y nobleza caballerescas, de las que seguramente hemos heredado un talento que nos diferencia por la presencia de una emoción creativa capaz de hacer que nos embarquemos con total convencimiento en nuestro proyectos llevando el esfuerzo, con mayúsculas por bandera y arma.
Todos los que hemos recibido y compartido formación fuera de España seguramente hemos oído más de una vez que uno de los grandes valores de nuestra sanidad es la gran formación, la gran capacidad de improvisación, la pasión y la capacidad de trabajo que tienen los sanitarios españoles, especialmente en situaciones complicadas.
Es por ello que recibir premios como este nos impulsan a seguir reinventándonos con pasión. Gracias a todos, de corazón.
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