En este vídeo, el Dr. Villamor te cuenta con detalle en qué consiste la rotura del Ligamento Cruzado Anterior, por qué hay que operar para repararlo y cómo es la recuperación. Suscríbete a nuestro canal y acompáñanos.
¿Qué es un ligamento?
Un ligamento es una estructura de tejido conjuntivo
consistente que une, a modo de cordón, un grupo muscular al hueso en una
articulación. Son esenciales para conformar el conjunto articular y facilitar
su movimiento y funcionamiento correcto.
Función del Ligamento Cruzado Anterior
El Ligamento Cruzado Anterior (LCA) es, seguramente, el
ligamento más importante de todos los que hay en la rodilla porque es el que
confiere estabilidad a esta articulación. El hecho de que la rodilla sea suficientemente
estable está relacionado con multitud de factores implicados en el buen
funcionamiento del sistema locomotor.
Cuando el LCA se rompe nos encontramos con que los huesos
que conforman la articulación, concretamente el fémur y la tibia, no se mueven
y no encajan de la manera coordinada en la que se supone que tendrían que
hacerlo. Esto repercute en que el paciente se desequilibra con facilidad, no
corre con seguridad… y va desarrollando artrosis de forma prematura por esa
deficiencia en la coordinación del movimiento articular.
¿Cómo es la rotura del Ligamento Cruzado Anterior?
Por regla general, los tendones y ligamentos son tejidos muy
resistentes. No obstante, el LCA suele romperse cuando, por diferentes motivos,
se ve sometido a un movimiento de torsión muy brusco y excesivo combinado con
una flexión y rotación externa en el que el pie queda hacia afuera mientras la
rodilla gira hacia dentro.
Es el clásico ejemplo que vemos mucho en esquiadores cuando
por un encontronazo, una caída o un mal movimiento, el esquí se va hacia afuera
sin que la rodilla acompañe este movimiento y caemos con la rodilla hacia
dentro o, también en futbolistas, cuando los tacos de la bota se clavan en el
césped y el deportista gira para correr hacia otro lado o un compañero choca
contra él y fuerza el hecho de que la rodilla se meta hacia dentro.
Cualquier eventualidad o accidente que reproduzca esta
sucesión de movimientos forzados puede ocasionar la rotura del LCA.
Síntomas de la rotura del Ligamento Cruzado Anterior
A la hora de hablar de los síntomas de rotura del LCA
debemos diferenciar dos aspectos fundamentales; los que se producen en el
momento de la rotura del ligamento y los que se experimenta el paciente que ya
lleva un tiempo con el ligamento roto.
En el momento de producirse la rotura del LCA, el paciente
experimenta un dolor intenso por la torsión; sin olvidar que además la lesión
suele producirse por una caída o choque. Asimismo, se produce una gran
inflamación. Muchos pacientes refieren haber notado incluso el chasquido o
crujido del ligamento al romperse y como que la rodilla se les salía de su
sitio.
No obstante, cuando el LCA ya lleva tiempo roto, la
sensación de dolor ya no existe y aunque se puede llevar una vida normal e
incluso hacer determinados ejercicios que no demandan demasiado a la rodilla,
lo cierto es que los pacientes empiezan a acusar los efectos de la
inestabilidad articular en forma de pérdidas de equilibrio, caídas… y fallos a
la hora de subir escaleras, caminar, trotar… que los paciente describen como
una falta de confianza en la respuesta de la articulación ante gestos y
movimientos cotidianos.
Asimismo, y aunque esto no es evidente para los pacientes en
un primer momento, si un LCA roto no se repara, la rodilla va deteriorándose a
causa de esa inestabilidad y del hecho de que el engranaje de la rodilla no
esté funcionando con la sujeción que le confiere el LCA.
De esta forma, comienzan a aparecer síntomas asociados al
desgaste articular, es decir, la artrosis. En estos casos, las molestias y
dolores causados por la inflamación van aumentando progresivamente de manera
sostenida; comienzan siendo apenas perceptibles, pasando por tolerables hasta
ser ciertamente limitantes para la vida diaria.
Cuando el dolor, la pérdida de calidad de vida, la
incapacidad para hacer ejercicio o trabajar y las dificultades para caminar son
graves, es cuando hay que plantearse la colocación de una prótesis.
¿Se puede confundir la rotura de LCA con otras lesiones?
Sí. A veces acuden a nuestra consulta pacientes que tienen
el LCA desde hace tiempo sin saberlo. El motivo es que en el momento de sufrir
la torsión que rompió el ligamento recibieron el diagnóstico de esguince o
contusión de rodilla y pasado el episodio agudo pudieron seguir haciendo más o
menos su vida normal.
Esto lógicamente sucede fundamentalmente en pacientes cuyo
trabajo o actividad deportiva no requiere hacer movimientos bruscos, carreras
con cambios de ritmo… que pongan a prueba la capacidad de la rodilla. En raras
ocasiones, el LCA se rompe sin dejar la rodilla demasiado inestable. De esta
forma, y salvo que el paciente se vea obligado a hacer movimientos muy
extremos, la lesión puede pasar desapercibida.
¿Qué ocurre si no se opera una rotura de LCA?
Bien porque haya pasado desapercibida, bien porque el
paciente haya rehusado operarse, lo cierto es que la consecuencia de no reparar
un LCA roto no es solo la limitación a la hora de practicar ciertos deportes o
los fallos ocasionales de la articulación. Esa holgura e inestabilidad
articular derivada de la falta de sujeción por parte del Ligamento Cruzado
Anterior, acaba repercutiendo en un desgaste de la zona, en la aparición
prematura de artrosis, en la progresión relativamente rápida de este proceso y,
finalmente, en la cirugía para colocar una prótesis, normalmente después de
soportar muchos años de dolor y limitaciones físicas.
Cómo se trata un LCA roto
Por regla general, para evitar toda esta secuencia de
efectos negativos para el paciente, solemos recomendar la reparación
quirúrgica.
La cirugía de LCA se ha desarrollado y perfeccionado mucho
al cabo de los años. Es muy poco agresiva, ya que la llevamos a cabo con
artroscopia entrando en la rodilla a través de puertos cada vez más pequeños y
usando material cada vez más sofisticado.
El hecho de no abrir la rodilla y de poder usar este
material específico nos permite llevar a cabo intervenciones muy precisas con
unos resultados extraordinarios que, además, se notan en la recuperación, mucho
más sencilla y rápida de lo que era antaño.
En cualquier caso, hay que adaptar no solo la cirugía, sino
también la fisioterapia posterior a cada paciente en función de su morfología,
de sus características físicas y clínicas, de su trabajo, de su actividad
diaria, de su calidad de vida… para lograr el éxito total.
Cómo es la recuperación tras la cirugía de Ligamento Cruzado Anterior
En la fase de recuperación es quizá donde tenemos que poner
todos nuestros esfuerzos para personalizar el tratamiento y darle a cada
paciente justo lo que necesita en cada momento.
En líneas generales, el primer mes suele ser el más molesto
hasta que va desapareciendo el dolor y el paciente se va encontrando más
seguro. En estas semanas algunos necesitan una muleta para ir más cómodos y
para recuperar más rápidamente la confianza en sus movimientos después de pasar
por quirófano.
Aunque procuramos que al principio no hagan actividad física
como tal para evitar la inflamación, sí que insistimos en comenzar la
fisioterapia desde el primer día para reducir y drenar el edema posoeratorio,
evitar atrofias, rigideces, para reducir la inflamación y prevenir la pérdida
de masa muscular que se deriva de un largo periodo de inactividad.
En el segundo mes, el dolor suele haber desaparecido por
completo y el paciente se mueve y deambula con completa normalidad. Puede
retomar la actividad física regular salvo la carrera y el deporte exigente;
algo a lo que no solemos dar vía libre hasta el cuarto y el sexto mes,
respectivamente.
En esos seis meses vamos modificando las pautas de ejercicio,
fisioterapia… según la evolución de cada paciente atendiendo no solo a sus
logros, sino también a las posibles eventualidades que pudieran presentarse.
No obstante, si todo transcurre con normalidad, la rotura de
LCA estará superada en ese plazo.
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