Una pasión que viene de lejos. | AV |
Esta semana os escribo especialmente contento porque esta semana viajo a China para participar en un viaje apasionante en el que voy a
tener la oportunidad de combinar dos de mis pasiones: la Medicina y las
travesías en moto.
Durante los próximos días voy a ser el médico de una
expedición al Tíbet; el Techo de Mundo, un lugar único en el que el principal
reto no tiene relación con el deporte, la conducción o la forma física, sino
con la capacidad del organismo para aclimatarse a la altura.
Según nos han explicado los organizadores, las dificultades
técnicas de este viaje en moto estriban en la cantidad de trámites burocráticos
que deben cumplimentarse para lograr hacer esta ruta en moto; como sacarse el
carné de conducir chino, importar la motocicleta y aprovechar únicamente un
resquicio en la entrada desde Kyrguistán y la salida por Pakistán siguiendo la
Karakorum High Way en el que se reconoce la importación temporal de vehículos.
No obstante, mientras ellos han trabajado de manera incansable
durante este último año para solventar todos estos obstáculos burocráticos
(mucho más numerosos y estrictos cuando se trata de viajar al Tíbet) mi
preparación ha consistido en planificar un viaje en el que poder garantizar la
seguridad y la salud de los expedicionarios, quienes tendremos que enfrentarnos
a las dificultades de transitar por caminos de tierra y tramos en obras en unas
condiciones climatológicas y de altura a las que no estamos acostumbrados.
Nuestra ruta parte de Lhasa hasta Kashgar y discurre en
paralelo al Himalaya hasta alcanzar el campo base del Everest, situado a 5.300
por encima del nivel del mar.
En estos días, tendremos que poner en práctica los mismos
procedimientos de los alpinistas para adaptarnos a la altura; es decir,
llevaremos a cabo ascensos progresivos y bajadas intermitentes para ir ganando
altura al tiempo que nuestro cuerpo se aclimata. Aun así, este proceso de
adaptación no siempre se da satisfactoriamente y en esos casos es mejor no
arriesgarse a una subida que puede ser fatal.
Mal de altura
El mal de altura, también conocido como mal del páramo,
soroche, apunamiento, puna, babiao… según donde se encuentren estas cimas, es
un conjunto de síntomas que experimenta el organismo en zonas muy por encima
del nivel del mar debido a la escasez de oxígeno en esas cotas.
Estos síntomas (dolor de cabeza, náuseas, mareos, cansancio, agitación, incremento del
ritmo cardiaco, vómitos, dificultad respiratoria…) suelen aparecer en torno a
los 2.400 de altitud y se pueden agravar a medida que ascendemos.
A los 7.500
metros está establecida la llamada zona de la muerte, considerada la cota
máxima a partir de la cual el organismo humano no puede aclimatarse. En estas
zonas, el ser humano no puede estar, ni siquiera por poco tiempo, sin poner en
riesgo su vida.
A pesar de que nuestra expedición tiene como objetivo
alcanzar al campo base del Everest, situado a 5.300 metros de altitud, habrá
que prestar mucha atención a la aparición de los síntomas del mal de altura
para evitar cualquier contratiempo.
Además, hemos de poner en marcha una serie de pautas
preventivas para evitar el mal de altura, que como ya he referido
anteriormente, no tiene nada que ver con que el individuo esté o no en buena
forma física.
De esta manera, tendremos que estar bien hidratados
procurando tomar de dos a tres litros de agua todos los días y llevar a cabo la
aclimatación de manera lenta y progresiva. Según la Unión Internacional de
Asociaciones de Alpinismo (UIAA), la regla de oro para prevenir problemas
relacionados con la altitud es “alcanzar nuevas cotas para dormir en escalones
diarios máximos de 500 metros a partir de 3.000 metros sobre el nivel del mar
haciendo un día de descanso sin nueva cota para dormir cada tres o cuatro
días”.
Esperamos contaros un montón de cosas interesantes sobre
esta ruta en moto hacia el Techo del Mundo, un reto que me hace ilusión
profesional y personalmente porque voy a viajar con pacientes que, además,
también son amigos.
Podéis encontrar más información en el siguiente enlace.
Hola! Soy Gabino, paciente tuyo hace años que nunca me olvidare ya que gracias a tus operaciones sigo teniendo una vida completa...sigo trabajando de profesor de Educacion Fisica.. Estoy con mi familia y ha salido el Doctor Villamor..me alegro que sigas con tus aficiones de las motos y la aventura..sigue asi no cambies..un saludo
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