Dani Pedrosa. | Agencias |
Hola a todos.
Antes de marcharme de
vacaciones me gustaría dedicarle unas palabras a Dani Pedrosa, un ejemplo
admirable de tesón y lucha al que siempre he estado orgulloso de poder ayudar como médico pero que es, sobre todo, un gran amigo.
Mi profesión me obliga a no hablar de las
particularidades clínicas de Dani, pero en este caso lo que os quiero contar no
es lo buen enfermo que ha sido asumiendo siempre con impresionante entereza
cada contratiempo o lesión. Dani ni siquiera se permitía llamar accidentes a estos
trances que consideraba parte indisoluble de su profesión.
Pedrosa siempre ha representado
lo que, en mi modesta opinión, debe ser el deporte; una forma de ser más que un
oficio o un trabajo. Para Dani, el motociclismo no es solo un deporte, ni
siquiera una profesión. El motociclismo es su vida, su personalidad y su manera
de estar la vida.
Todos recordamos lo joven que
era cuando empezó a impresionarnos su innata facilidad para trazar los
recorridos con su moto, aunque lo que seguramente más sorpresa causaba en los
boxes era su intuición a la hora de comprender el comportamiento de la máquina
que pilotaba, una intuición que en poco tiempo se fue sumando a una gran facilidad
para asimilar lo aprendido y a reposar lo que iba experimentando, concediéndole
una efectividad fantástica a la hora de valorar y hacer apreciaciones sobre el
reglaje de su montura.
Cuando allá por 1990 comencé
mi andadura como médico del mundial de motociclismo, los pilotos eran una
especie de seres iluminados que pilotaban como los ángeles gracias a una
ventaja genética… hasta que las máquinas y los reglajes fueron ganando en
sofisticación. Recuerdo el disquete que sacaban del colín de Alberto Puig para
ver la telemetría en una pantalla, algo tan inaudito que durante mucho tiempo
fue catalogado como “invento inútil”. Fueron tiempos en los que pilotos como
Alberto o Álex Crivillé tuvieron que ponerse las pilas en cuanto a su
preparación física porque todo comenzaba a ser más fino, más depurado.
Cada vez más y mejor preparados
En realidad, todos los que
estábamos alrededor del mundo de las motos tuvimos que aplicarnos no solo para
destacar, sino simplemente para estar al día, dados los avances exponenciales
que se iban sucediendo.
En ese tiempo, Dani estudiaba
y fijaba en su mente y en su cuerpo cada paso que daba. Siempre me pareció que trabajaba
con la precisión propia de un científico de laboratorio, algo poco frecuente en un chico de su
edad y que estaba relacionado con algo que siempre me había preocupado con
respecto a la vida profesional de los pilotos.
Y no es otra cosa que, por mucho
que hubieran tenido relación con las motos desde pequeños o hubieran corrido en
categorías inferiores, comenzaban su etapa profesional desde prácticamente cero
a una edad tremendamente joven, algo no siempre fácil de manejar con tan pocos años. Pero además, los pilotos debían tener la cabeza lo bastante bien amueblada como para acumular una enorme y valiosa experiencia y,
una vez que se bajaban de la moto, marcharse a su casa sin más.
La figura del coach en Motociclismo
En Medicina y Cirugía, cuando
comienzas tu actividad profesional no es suficiente con los cinco años de
carrera más los cuatro de especialidad para actuar por tu cuenta. Nunca un
cirujano que a los 27 años acaba de conseguir el título de especialista sería
capaz de comenzar a ejercer sin estar los primeros años bajo la tutela de un
profesor experimentado en el arte de curar o en el arte de operar. Es
experiencia es oro puro en Medicina… y creo que debería serlo también en
Motociclismo.
Por eso me interesa
especialmente la figura del coach, algo que nunca había existido en este
deporte y que supone aprovechar una experiencia de años de tropiezos y de
éxitos que dan esa enorme sabiduría de la vida y que no tiene precio alguno ni
modo de sustituirse o emular. Creo que Dani encajaría a la perfección en ese papel.
Estamos viendo ejemplos fantástico de lo que implica el trabajo de los coaches en un caso muy cercano, como es el de Julián Simón, otro gran científico de la moto que está haciendo tanto bien al motociclismo después de bajarse de la moto. Simón está ejerciendo de auténtico tutor; no se ha alejado de la competición y posiblemente ahora este aportando tanta riqueza al arte del motociclismo colmo cuando lo hacía desde su montura.
Estamos viendo ejemplos fantástico de lo que implica el trabajo de los coaches en un caso muy cercano, como es el de Julián Simón, otro gran científico de la moto que está haciendo tanto bien al motociclismo después de bajarse de la moto. Simón está ejerciendo de auténtico tutor; no se ha alejado de la competición y posiblemente ahora este aportando tanta riqueza al arte del motociclismo colmo cuando lo hacía desde su montura.
El hecho de que profesionales con tantos años de bagaje no escapen con toda esa riqueza acumulada y la entreguen a pilotos jóvenes para hacer del motociclismo una ciencia que progresa sumando vidas de rodaje, es algo excitante que creo nos va a dar muchas sorpresas.
Y me permito hacer esta reflexión porque no la hago basándome solamente en el ejemplo de personajes tan brillante como Julián Simón o Dani Pedrosa, sino que se trata de una experiencia que he vivido en mi profesión y que empiezo a observar en los circuitos actualmente. Por eso creo que tenemos una gran oportunidad de disfrutar de esa labor tan valiosa que sin duda Dani va a regalar al motociclismo español.
¡Hasta septiembre!
Aviso:
Durante el mes de agosto, iQtra interrumpe su actividad en Redes Sociales y en el Blog del Dr. Villamor. No obstante, nuestra actividad asistencial no se detiene. Puedes contactar con nosotros a través de los cauces habituales.
Felices vacaciones.
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