Ángel Villamor en la clínica iQtra. | Diario Marca |
Recientemente, el diario Marca contactó conmigo para hablar
sobre el Mundial de Motociclismo GP que acababa de comenzar. El periódico
buscaba mi aportación porque, como muchos de vosotros sabéis, fui médico de la
Federación de Motociclismo en los años 90. Escribiendo la pieza que me pidieron
tuve la ocasión de recordar un montón de anécdotas vividas en los circuitos
sobre el cuidado de la salud de los pilotos.
Recuerdo cómo algún mecánico practicaba agujeros en el mono
de los corredores para mitigar el calor sofocante de Malasia y hacer la prenda
más transpirable. También vienen a mi memoria las inyecciones de suero que
requerían algunos antes de salir a entrenar y evitar los terribles efectos de
la deshidratación. Me resulta hasta divertido pensar en la solución que
buscamos para este obstáculo, que no fue otro que el camelbak, ese sistema de
hidratación manos libres que también se ha popularizado en deportes como el
ciclismo de montaña, senderismo, running…
Aparece el síndrome compartimental
En aquella época se sucedieron mejoras en la fabricación de los motores y los neumáticos que convirtieron las motos en ingenios tecnológicos cada vez más difíciles de manejar, como atestiguan las bruscas aceleraciones y las frenadas sobre una rueda, prácticamente inéditas hasta la fecha. En su lucha para dominar estas máquinas, era frecuente que los pilotos sufrieran terribles ampollas en las manos que debíamos curar después de cada entrenamiento. Producto de estas nuevas exigencias empezamos a ver la proliferación de casos de síndrome compartimental.
Esta dolencia, relativamente común entre los pilotos de
carreras actualmente, era una novedad entonces y está provocada por el esfuerzo
repetido que tienen que hacer los pilotos de grandes cilindradas para no salir
despedidos de la moto en cada aceleración. La inercia deja el cuerpo del piloto
atrás y éste se ve obligado a hacer un gran esfuerzo de tracción con los dedos
para agarrarse al manillar que va creando una enorme tensión sobre la
musculatura del antebrazo.
Dicha musculatura empieza a crecer progresivamente hasta que
la fascia que envuelve las fibras musculares no es capaz de dilatarse más y
acaba asfixiando el haz de fibras debido a la obstaculización del flujo
sanguíneo normal. El resultado de esta compresión excesiva es un cuadro clínico
caracterizado por hormigueos, dolores, pinchazos, debilidad… que acaba por
hacer imposible el trabajo del piloto.
Cuando empezamos a ver los primeros casos, probamos a
reducir la ingesta de proteínas para no favorecer el desarrollo muscular
excesivo, pero no logramos nada. Tampoco tuvimos éxito con la punción seca.
Finalmente, la solución vino de manos de la cirugía. La intervención que
llevamos a cabo en estos casos consiste en liberar la fascia del
estrangulamiento practicando incisiones quirúrgicas en las vainas que
aprisionan los músculos o, directamente, extirpando esta envoltura.
La cirugía se lleva a cabo con técnicas mínimamente
invasivas para restarle agresividad y los resultados son inmediatos. Los
pilotos empiezan la rehabilitación en las primeras horas tras la intervención
para recuperar la funcionalidad rápidamente. Trabajando adecuadamente el
drenaje y los estiramientos el músculo ocupa su lugar y en apenas una semana se
pueden retomar los entrenamientos con normalidad
El síndrome compartimental es prácticamente un mal exclusivo
del motociclismo por esas exigencias de las que hablábamos al manejar motos tan
potentes. De hecho, en iQtra hemos intervenido por este motivo a Pol Espargaró en 2015, a su hermano Aleix en 2010, a Iván Cervantes, a Julián Simón, a Carlos Campano, a Dani Pedrosa y
a alguno más que seguro que ahora se me escapa. Es fantástico encontrar
soluciones a problemas que hasta hace poco colocaban a estos deportistas en la
encrucijada de la retirada y sobre todo es fantástico poder aplicar esta
experiencia a otros pacientes que también lo sufren, aunque sean pocos, como
corredores, escaladores o marchadores.
Clavículas reconstruidas como puzzles
En los servicios médicos del paddok también hemos aprendido a reconstruir quirúrgicamente clavículas que se habían roto en mil pedazos producto de aparatosas caídas, sobre todo cuando los pilotos salen por orejas. Es verdad que muchos han aprendido a caer para minimizar los daños, pero también lo es que la mayoría de los corredores de motos se ha roto las clavículas al menos una vez. En este caso, la cirugía es una verdadera obra de artesanía en la que empleamos placas, tornillos y suturas de pequeño tamaño a los que damos forma sobre la marcha para lograr una reconstrucción perfecta.
Normalmente, las clavículas rotas no se operan porque basta
con un vendaje en ocho para solucionarlas. Sin embargo, la premura con la que
tenemos que tratar a los deportistas de élite, que no pueden perder tiempo de
competición, nos ha enseñado que podemos aplicar estos procedimientos avanzados
a pacientes que no son profesionales del deporte, dado que existen montones de
circunstancias que también requieren recuperaciones rápidas. Es más, a veces
los especialistas hemos comentado entre nosotros que quizá estamos operando
menos clavículas de las necesarias, a tenor de los buenos resultados que nos
ofrece la cirugía para reparar este hueso tan delicado.
Aportaciones para prevenir
Otra satisfacciones que nos ha brindado el mundo delmotociclismo es poder desarrollar recursos preventivos, como el camelbak que antes he mencionado o las protecciones en el dorso de los guantes. Hasta el terrible accidente de Álex Crivillé en Laguna Seca, donde tuve que operarle de urgencia en el mismo circuito, los guantes de los pilotos únicamente llevaban protecciones en las palmas de las manos. En la caída, la mano de Crivillé quedó enganchada bajo la moto, lo que le produjo quemaduras muy graves al resbalar contra el asfalto. La mano quedó desollada y para evitar casos similares en el futuro sugerimos la incorporación de protecciones en el dorso de la mano similares a las que ya se ponían en las palmas. También por haber visto casos de este tipo insistimos en que los usuarios de moto lleven siempre prendas largas y ropa resistente y adecuada, incluso cuando hace calor.
En definitiva, tantos años trabajando no solo con pilotos,
sino con otros deportistas de alto nivel, nos han servido como banco de pruebas
para desarrollar técnicas, procedimientos y protocolos verdaderamente útiles
para que el resto de nuestros pacientes también tenga tratamientos
vanguardistas y recuperaciones óptimas, algo por lo que seguimos trabajando en
iQtra con la ilusión del primer día.
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