Foto: Juan Manuel Blázquez |
Antes de nada, quería disculparme por haber retrasado en la cita que tengo con vosotros cada semana. En esta ocasión, he tenido entre manos un asunto ineludible: la intervención a Álvaro Bautista, un piloto de motos al que aprecio desde que le vengo tratando, hace ya algunos años.
Como imagino que muchos de vosotros sabéis, Álvaro se cayó en los entrenamientos en Qatar y se rompió el fémur izquierdo. A mi me hubiera gustado trasladarlo en un avión medicalizado al instante, pero como no pudo ser, nos tuvimos que coordinar con los médicos del Hamad Medical Corporation para que fueran ellos los que, al día siguiente, operaran al piloto.
Allí le estabilizaron la fractura y le llevaron a cabo la síntesis de la misma mediante un clavo endomedular con tornillos. Durante dicha intervención los especialistas creyeron detectar una importante inflamación en el muslo que les obligó a practicar una incisión longitudinal desde la cadera hasta la rodilla para liberar la musculatura congestionada y evitar un síndrome compartimental agudo debido a la compresión que podría provocar un sangrado masivo.
A las 48 horas se trató de cerrar esta herida quirúrgica sin éxito y ahí es donde se aceleraron todos los trámites en el cielo y en la tierra para que Álvaro pudiera regresar a España cuanto antes. A las 20.00 horas del miércoles aterrizó en Torrejón. Del avión medicalizado pasó a la ambulancia y de ahí al Hospital USP San José, donde finalmente respiramos tranquilos.
Llegada a España
A pesar de que el piloto estaba cansado, bastante dolorido y hubo que practicarle una transfusión sanguínea (su hemoglobina estaba en siete cuando lo habitual son 14) comprobamos que la síntesis del hueso era correcta. De esta manera, mediante ecografía, resonancia nuclear magnética y analítica sanguínea pudimos determinar la existencia de sangrado en el muslo e intervenir inmediatamente.
La cirugía consistió en reducir la musculatura cuadricipital (que estaba herniada) y reparar el daño mediante una malla quirúrgica suturada en torno a la musculatura local. En el hospital le administramos medicación intravenosa para reducir el dolor y la inflamación, así como antibióticos para combatir una posible infección, Álvaro está bien. De hecho, a 12 horas de la intervención empezó con sus primeras sesiones de fisioterapia.
He comentado en algunos medios que si por él hubiera sido se habría comprometido a correr en Jerez (del 1 al 3 de abril), pero aunque le hemos dado permiso para asistir como espectador, lo que sí estamos barajando es la posibilidad de que pueda participar en el Gran Premio de Portugal, que tendrá lugar en mayo.
Reflexiones después de la tensión
Lo que también he comentado, es que con la caída y posterior intervención de Álvaro he tenido una sensación similar a la que experimenté cuando Fonsi Nieto tuvo aquel terrible accidente en Estados Unidos que casi le cuesta la vida y que finalmente le dejó secuelas que le han obligado a tomar la decisión de retirarse de los circuitos.
Esta sensación es la de que los pilotos se encuentran algo desprotegidos cuando les ocurren estos incidentes. Creo que está muy bien avanzar en la seguridad de los equipamientos, de las motos y de los circuitos donde se corre, pero echo en falta un mayor compromiso por dotar a estos grandes premios de aviones medicalizados para trasladar de manera urgente a los profesionales cuando sufren estas caídas. Muchas de ellas puede que no les cuesten la vida, pero sí su carrera profesional.
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