Antes de nada, me gustaría desearos una feliz entrada de año de parte de todo el equipo iQtra. Hemos cogido este año nuevo con muchas ganas de seguir trabajando para ofreceros el mejor cuidado para vuestra salud, algo que hacemos con energías renovadas gracias al apoyo que nos brindáis en consulta, en redes sociales y en este blog. En estos días es típico pensar en buenos propósitos para cuidarse y mejorar la salud. Lamentablemente, también es típico que estos buenos propósitos queden en agua de borrajas entre febrero y marzo. Para que esto no ocurra, os vamos a dar unas cuantas claves y soluciones concretas.
- Reflexiona. Antes de lanzarte a dejar de fumar, perder peso, apuntarte al gimnasio, usar menos el coche, hacerte un chequeo, inscribirte en un maratón, equiparte como el mejor de los runners, ir a clases de bodycombat… piensa con calma qué estás haciendo de forma incorrecta, qué debes cambiar o qué aspecto de tu salud te gustaría mejorar. Debes tener en cuenta que la mayoría de cambios relacionados con la salud han de convertirse en hábitos que perduren en el tiempo para notar sus beneficios. Introducir demasiados cambios drásticos de la noche a la mañana suele ser inviable y, por lo tanto, inútil.
- Prioriza. Marcarse demasiadas metas suele ser garantía de fracaso a corto plazo. Incluso si necesitas modificar varios aspectos de tu salud resulta más efectivo dar prioridad a unos sobre otros e ir acometiéndolos de manera gradual y progresiva. Empieza por lo más urgente, lo que más te motive, lo que creas que es más asequible… pero no te lances a cumplir con todo a la vez. Recuerda que el que mucho abarca, poco aprieta.
- Concreta. Las formulaciones demasiado generales; tales como dejar de fumar, hacer ejercicio o perder peso sin más tienen más probabilidades de quedar en papel mojado. Hazte propósitos cuantificables que puedas evaluar y analizar. Por ejemplo: perder 1,5 kilos semanales hasta deshacerme de los 20 que me sobran, caminar media hora días alternos e ir aumentando la frecuencia cada 15 días.
- Sé realista. No te pongas metas que claramente están fuera de tu alcance o no te mires en el espejo de perfiles que no tienen nada que ver con el tuyo. De esta forma, los deportistas profesionales deben ser ejemplo de trabajo, esfuerzo, superación, motivación... pero no hemos de tomar como referencia sus marcas deportivas si, por poner un caso, hasta ahora hemos llevado una vida eminentemente sedentaria.
- Pide ayuda. La mejor manera de materializar los objetivos es contar con asesoramiento profesional. Muchos buenos propósitos se van al traste por los errores que se cometen al abordarlos por nuestra cuenta. En iQtra vemos muchas lesiones en personas que se han lanzado a practicar un deporte para elque no estaban preparados, por no usar el equipamiento adecuado o por no haberse realizado un reconocimiento médico previo. Por su parte, nuestras nutricionistas tienen que dedicar buena parte de su tiempo a desterrar mitos que aún persisten en torno a la alimentación.
- Disfruta. La labor de los profesionales es, además de verificar tu estado de salud previo, conocerte un poco mejor para aconsejarte pautas que se adapten a tu estilo de vida, tu salud previa, tu forma física… y tus gustos para adaptar la actividad a ti y no al revés. Inscribirte en una actividad deportiva que no te motive o no te guste no servirá de nada, ya que cualquier excusa será buena para dejarla a las primeras de cambio. Algo parecido ocurre con la alimentación. Obligarte a comer algo que aborreces o quitarte algo que te encanta no es el mejor camino para diseñar una alimentación saludable que puedas mantener en el tiempo. La oferta en salud es cada vez más amplia y para todas las edades y condiciones, para hacer en solitario o en grupo; busca la actividad o el método que más te guste... ¡y a por ello!
- Ten paciencia. Hay cambios cuyos beneficios se notan de manera muy rápida, como por ejemplo, dejar de fumar. Los que abandonan el cigarrillo respiran mejor y tosen menos a los pocos días de su última calada y progresivamente van notando más mejorías. Por el contrario, las ventajas de otras conductas tardan más tiempo en aflorar. Eso no quiere decir que estés haciendo mal las cosas o que los buenos hábitos no sirvan; simplemente es que necesitan tiempo. La impaciencia puede llevarte a adoptar costumbres contraproducentes, como por ejemplo, hacer ejercicio en exceso y caer en el síndrome del sobreentrenamiento, ingerir demasiados suplementos nutricionales que no necesitas, restringir demasiado la dieta y desarrollar problemas y carencias nutricionales…
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