lunes, 1 de agosto de 2011

Consejos para que nuestros pies no sufran este verano

Hola a todos.

Durante todo el año en iQtra son realmente frecuentes las consultas relacionadas con las afecciones en el pie. Pero si hay una época en la cual este trabajo se intensifica notablemente, ésa es justo después de las vacaciones de verano.

Dado que en nuestro equipo siempre nos hemos caracterizado por fomentar la prevención, puesto que es la forma más fácil y eficiente de lograr la salud, dedicaremos este post a explicar una serie de consejos útiles y fáciles de seguir para que este verano no pase factura a nuestros pies. La encargada de daros estas pautas será Estela Pérez, podóloga y fisioterapeuta, así como responsable de nuestra Unidad de Podología.

El calzado es, sin duda, el factor más influyente en las patologías frecuentes tras el verano. De repente, nuestros pies pasan de estar en un zapato cerrado que los protege y que amortigua las presiones a estar en otro que en absoluto está pensado para facilitar la pisada, sino únicamente para mantenerlo fresco en las épocas más calurosas. Es importante diferenciar el calzado que vamos a utilizar para caminar de aquel otro que sólo utilizamos puntualmente en desplazamientos muy cortos.

Para la primera tarea es imprescindible utilizar un calzado cerrado o semi-cerrado que lleve sujeción tanto anterior como posterior. Nunca debe ser estrecho, pues no aguantaría la dilatación natural que se produce en el pie al caminar, sobre todo en verano. Están desaconsejados totalmente los zapatos completamente planos, que provocan sobrecargas musculares, tendinopatías y afecciones dérmicas, como las hiperqueratosis y helomas (coloquialmente conocidas como durezas y callos). La altura aconsejada para el tacón es de unos dos o tres centímetros, siempre mejor en forma de cuña.

También es muy frecuente que el zapato de verano sea excesivamente blando. Desde luego que puede ser más flexible que el calzado de invierno, pero siempre debemos comprobar que sea rígido al menos en el enfranque (parte central del zapato que une el tacón y el antepié).


Las sandalias o chanclas deben reservarse por tanto para los desplazamientos más cortos puesto que, en lugar de sujetar el pie, obligan a éste a hacer un mayor esfuerzo en la pisada (los dedos deben trabajar constantemente para impedir que se salgan al caminar). Este gesto repetido provoca patologías tan frecuentes como las metatarsalgias (dolor en el metatarso), dedos en garra, fascitis plantar (dolor intenso en el talón)…


Otra causa muy frecuente de patología en el pie tras el verano es el hecho de caminar o correr por la arena blanda de la playa. Es cierto que aumenta la resistencia que hay que vencer al caminar y, por tanto, el esfuerzo muscular. Muchos de nuestros pacientes aprovechan esto para mejorar su práctica deportiva, pero para el pie, lejos de ser beneficioso, es una gran fuente de patologías. Para acomodarse a este terreno irregular, los músculos del pie deben trabajar en exceso y de ahí se derivan afecciones como la fascitis plantar, tan frecuente en nuestras consultas.


Tampoco hemos de olvidar que las consecuencias de esta práctica empiezan en el pie, pero con el paso del tiempo es inevitable que se extiendan a los músculos de las piernas e incluso de la espalda, provocando todo tipo de lesiones de las partes blandas.


Y si, desafortunadamente, ya es demasiado tarde para practicar la prevención, en el equipo multidisciplinar de iQtra, con la coordinación de los equipos médico, fisioterapéutico y podológico, encontraremos seguro una solución rápida y eficaz para resolver cualquiera de estos problemas.

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