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Se trata de la utilización de los factores de crecimiento para curar lesiones óseas y musculotendinosas, una herramienta surgida en medio de todo el furor por las terapias biológicas que, lejos de quedarse en una promesa, se ha consolidado como una excelente opción de tratamiento; no sólo en traumatología ortopédica, sino en muchas otras áreas médicas.