lunes, 3 de junio de 2013

Aplicaciones de la ecografía más allá del diagnóstico

Hola a todos.

Estaba deseando escribiros porque el viernes pasado acudí a un curso organizado en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid) del que he salido absolutamente entusiasmado.

Este encuentro ha sido, junto con uno al que asistí en Sevilla y con otro al que acudí en Munich, los que me han dejado sensaciones más gratas a lo largo de este año con respecto al uso de técnicas poco invasivas no solamente para diagnosticar, sino también para tratar cada vez más número de patologías. En esta ocasión se trataba de ponernos al día de las aplicaciones de la ecografía, un instrumento que habitualmente utilizan los radiólogos, para el tratamiento de lesiones musculares o ligamentosas, así como tendinitis un poco rebeldes. Un reducido grupo de especialistas en medicina deportiva nos reunimos y estoy encantado con los frutos que ha dado esta cita.


En los años 90, durante mis años de formación en el Instituto Dexeus de Barcelona, tuve el privilegio de aprender algo de la técnica ecográfica con un gran experto (además de medallista olímpico) como es el Doctor José Luis Doreste. Además de ayudarnos en el diagnóstico de lesiones de tejidos blandos como tendones, músculos o ligamentos, Doreste nos enseñaba a entender y manejar el ecógrafo a pesar de tratarse esta de una técnica que, como ya he apuntado antes, normalmente emplean los radiólogos

Desde entonces lo he usado ocasionalmente para drenar algún hematoma muscular o hacer alguna infiltración guiada por ecografía. Sin embargo, siempre he tenido claro que podíamos sacarle mucho más rendimiento a esta herramienta. De hecho, en los últimos años ha comenzado a aparecer esta misma inquietud entre otros traumatólogos y médicos deportivos españoles, ya que poco a poco nos hemos ido dando cuenta de que además del diagnóstico, la ecografía nos ofrece multitud de ventajas en el tratamiento de lesiones.

Múltiples aplicaciones para la ecografía

Con ella podemos llegar a ver daños en estos tejidos blandos con mayor precisión que con la resonancia magnética. También tenemos la posibilidad de guiar la aguja que introducimos en el paciente viendo y controlando su avance en la pantalla hasta alcanzar el punto exacto al que queremos llegar. Además de hacer estas infiltraciones de músculos, tendones y ligamentos, también es posible hacer infiltraciones en ciertas articulaciones profundas cuyo espacio intraarticular es de difícil acceso, como el hombro o la cadera, algo que nos ha hecho ganar en sencillez y precisión.

No me gustaría dejar de mencionar que gracias a la guía que supone la ecografía solemos evitar las temidos efectos secundarios que ocasionalmente se presentaban con las infiltraciones tendinosas que, por hacerse a ciegas, podían lesionar dichos tendones.

Una de las aplicaciones con las que más beneficios obtenemos es con la anestesia local, un recurso que a veces empleamos no para paliar el dolor, sino para hacer diagnóstico. Si al dormir con anestésico la zona lesionada el paciente nota alivio tenemos un resultado al que seguramente no hubiéramos llegado valorando únicamente las pruebas de imagen y llevando a cabo exploraciones en consulta.

También me gustaría destacar el buen resultado que nos están dando las infiltraciones con antiinflamatorios de depósito (el medicamento se va liberando progresivamente durante los siete o diez días posteriores al pinchazo) las que realizamos de plasma rico en factores de crecimiento, un tratamiento cada vez más indispensable tras una lesión o una cirugía.

Gracias a la ecografía el especialista puede ver
cómo la aguja entra correctamente en los tejidos.

La ecografía permite introducir la aguja profundamente
sin dañar tejidos adyacentes ni errar en la ruta trazada.

La aguja llega al lugar exacto en el que se ha localizado
la lesión y donde se ha de realizar la infiltración.

La flecha naranja señala el depósito del medicamento infiltrado
(una pequeña mancha gris) y su distribución.

En definitiva, gracias a la experiencia de los profesores que tuvimos, expertos en la utilización de le ecografía como método diagnóstico y guía fundamental para la realización de infiltraciones terapéuticas, corroboramos que la combinación de la sencillez e inocuidad del ecógrafo con el conocimiento anatómico y la habilidad del cirujano van a dar mucho de qué hablar en nuestra especialidad.

De hecho, las infiltraciones y disecciones que llevamos a cabo con cadáveres (para comprobar si el producto de las infiltraciones guiadas por ecografía había llegado al lugar requerido) nos demostraron que la colaboración y apoyo de ambas áreas no sólo es posible, sino que será muy ventajosa.

Como ya os he dicho, salí encantado de este curso y espero poder asistir a muchos más sobre este tema, ya que estoy convencido de que si los traumatólogos adquirimos entrenamiento y práctica el ecógrafo nos va a hacer la práctica clínica más fácil y también más fiable. El paciente recibirá un tratamiento menos invasivo y más certero; y esto, al fin y al cabo, es de lo que se trata.

Curso ecografía Universidad Francisco de Vitoria. Mayo 2013

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