lunes, 17 de mayo de 2010

Propiocepción: el entrenamiento inteligente

Como ya os anunciamos en anteriores entradas, estamos haciéndonos cargo de los servicios médicos del programa de Cuatro ‘Football cracks. Por este motivo, no me gustaría dejar pasar la oportunidad de alabar el trabajo de todos los que están tomando parte en la atención de los participantes, en especial la de nuestro equipo de fisioterapeutas: Luis García, Mayte Ocaña y Eva Tirado.


En el día a día, estos profesionales están atendiendo golpes, contusiones y traumatismos derivados de las caídas, choques y encontronazos que se producen durante los entrenamientos y los partidos. También están tratando las sobrecargas lógicas del que ha tenido que subir el ritmo de trabajo físico con respecto a lo que estaba acostumbrado o del que lleva ‘forzando la máquina’ durante toda la temporada.

También el hecho de haber estrenado botas nuevas y trabajar sobre una superficie ‘recién estrenada’ está pasando factura a los chavales en forma de ampollas que hay que vendar adecuadamente para que algo en apariencia tan banal no acabe en una complicación más seria.

Molestias lumbares y esguinces cierran un listado de dolencias que están torturando a los integrantes de esta escuela de fútbol, que están trabajando muy duro.

Nuevos retos

No obstante, uno de los retos más apasionantes que están ocupando las sesiones de trabajo físico son los ejercicios propioceptivos ya que, si bien la propiocepción es actualmente un término familiar en el deporte de élite, lo cierto es que todavía sigue siendo un gran desconocido para los atletas que empiezan, los que no están en un nivel profesional o para los ciudadanos convencionales que hacen ejercicio por su cuenta.

La propiocepción es el sentido que permite que tengamos conciencia de nosotros mismos en el sentido pura y estrictamente físico, así como de la posición de nuestro cuerpo en relación al entorno que nos rodea. Este sentido nos ayuda a saber cómo son nuestros músculos y qué son capaces de hacer. Hasta dónde se pueden estirar y en qué momento han de contraerse o realizar un determinado movimiento.

Todos tenemos propiocepción, ya que este sentido se basa en la información que los husos musculares (fibras internas de la musculatura) transmiten al cerebro constantemente gracias a infinidad de receptores situados en su superficie y a través del sistema nervioso.

Gracias a la propiocepción nos movemos de manera eficaz y coordinada y es lo que nos permite, por ejemplo, movernos en la oscuridad aunque no estemos viendo nuestro cuerpo en el espacio en el que nos encontramos o que tomemos conciencia de nuestras zancadas al correr aunque no estemos siendo conscientes de cómo hemos de coordinar las piernas o de la manera en la que tenemos que colocar los brazos para darnos más impulso.

No obstante, y a pesar de tratarse de una circunstancia que nos pasa casi inadvertida y que desarrollamos de manera casi inconsciente, la propiocepción se puede entrenar y, en consecuencia, mejorar.

¿Para qué? Pues tal y como se explica en el siguiente vídeo sobre el taller que impartieron los fisios sobre esta materia, fundamentalmente para evitar lesiones. En realidad, cualquier persona puede beneficiarse de entrenar la capacidad propioceptiva en su vida diaria. Por ejemplo, para no torcerse un tobillo al echar a correr repentinamente al tratar de coger el autobús, al bajar un escalón más grande de lo previsto, al hundir el pie en una irregularidad del suelo, al tropezar con un obstáculo… en definitiva, pequeños incidentes que están a la orden del día y que pueden acabar en un esguince o en una fractura.

Los beneficios para los futbolistas
Pero volviendo al caso concreto del fútbol, tener una buen propiocepción contribuye decisivamente a dotar a rodillas y tobillos de una mayor estabilidad, flexibilidad y equilibrio, lo que hace que no sufran cuando se dan carreras, giros, ‘sprints’, frenadas en seco, o cuando se sufren entradas del contrario.

Estos lances del juego son inevitables en la vida de un futbolista, de manera que trabajando la propiocepción adecuadamente se pueden reducir el número de incidentes musculotendinosos o articulares (desgarros, roturas fibrilares, esguinces, torceduras, caídas, torsiones…).

En definitiva, logramos con ello que el cuerpo responda en el momento en el que lo necesita.

La mayoría de los alumnos de esta escuela de fútbol había oído el término, pero no sabía su significado y, lo que es casi más importante, desconocían las grandes ventajas que pueden sacar con este tipo de entrenamiento que, además, puede llegar a ser muy ameno y fácil de llevar a cabo a diario.

Estamos prácticamente seguros de que si estos futuros ‘cracks’ hacen caso de las indicaciones de nuestros fisioterapeutas y entrenan su capacidad propioceptiva esquivarán con éxito muchas lesiones, rendirán más y tendrán carreras más fructíferas y prolongadas.

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