sábado, 8 de mayo de 2010

Entendiendo el dinamismo del sistema locomotor

Como ya comenté hace un par de entradas, USP Hospitales se va a hacer cargo del servicio médico del programa ‘Football cracks’. Pues bien, nuestras actividades han dado comienzo hace unos días de la mano de uno de mis más queridos colegas, Rafael Durá, que también forma parte de nuestro plantel profesional en iQtra.

Nuestro primer reto ha sido hacerles entender que tener unas nociones básicas de anatomía les ayudará a conocer mejor su cuerpo, sus capacidades y la manera de sacarle el máximo rendimiento en el terreno de juego, tanto a la hora de entrenar como a la hora de competir.

Hemos insistido desde el primer momento en la idea de que los traumatólogos dejamos hace mucho tiempo de hablar de estructuras aisladas y por eso actualmente empleamos el término de aparato locomotor para referirnos al sistema que tratamos. Este conjunto de huesos, músculos, tendones, ligamentos… forman un todo que es lo que nos permite hacer cualquier movimiento de manera coordinada y eficaz.

Una marioneta perfecta

Partiendo de esta base, podemos imaginar el cuerpo humano como una sofisticada marioneta que, a diferencia de las de madera, puede moverse de manera autónoma.

En ella, el esqueleto sería el andamiaje que sirve de soporte al resto de componentes del sistema, los músculos harían las veces de motores para que el cuerpo realice todos sus gestos gracias a su capacidad de contraerse y estirarse. Los tendones actúan a modo de anclaje para sujetar el músculo al hueso y de correa de transmisión del movimiento.

Para darle armonía y mayor grado de movilidad, las marionetas están articuladas. Cuantas más uniones de este tipo tiene, mejor se considera el muñeco. El ser humano es similar, aunque mientras en las marionetas apenas existe unión entre un segmento de madera y otro, en el cuerpo humano los ligamentos enlazan los huesos en estas articulaciones para que los movimientos sean armónicos, amortiguados, seguros y eficaces.

Si a todo esto le unimos la función de almohadilla del mullido cartílago, que existe en cada espacio interarticular para evitar el rozamiento y el desgaste óseo, obtendremos una marioneta muy evolucionada que, además, gracias a la acción del cerebro no necesita de nadie externo que maneje sus hilos.

Trabajo a todos los niveles

Sin embargo, la naturaleza dinámica del apartado locomotor no termina ahí. En la charla que les impartimos a los integrantes de esta escuela de fútbol hemos tratado de hacerles ver que incluso en el caso de los huesos (duros, pero no rígidos) es importante llevar a cabo un entrenamiento orientado a ganar flexibilidad, elasticidad, coordinación y equilibrio.

Las ventajas de este trabajo se notarán no sólo en el rendimiento físico y en la capacidad deportiva; también lo harán en cuanto a la prevención de lesiones y, en el caso de que se produzcan, favorecerán una recuperación más rápida.

De esta manera se podrán evitar fracturas por estrés mecánico (resultantes de forzar un hueso que comienza fisurándose y acaba partiéndose por correr, saltar o simplemente andar), roturas por torsión (producto de giros bruscos y cambios de ritmo repentinos cuando los huesos no están debidamente preparados), lesiones musculotendinosas causadas por el agotamiento físico (muy frecuentes en los minutos finales de los partidos), esguinces por una caída o movimiento para el que la articulación no tiene la suficiente elasticidad (tras un salto o un remate, por ejemplo).

Todas y cada una de las lesiones y traumatismos característicos del fútbol pueden reducirse en número y gravedad trabajando adecuadamente todas las estructuras del sistema locomotor. Todas, incluso los huesos, pueden entrenarse para adaptarse mejor a las particularidades de este deporte y estar mejor preparadas para cada lance del juego.

Falsos mitos fuera

Para transmitir todos estos conocimientos hemos echado mano de la experiencia que hemos acumulado en otras disciplinas deportivas en las que quizá los profesionales tienen más conciencia del cuidado de su propio cuerpo.

Existe una cierta tendencia, afortunadamente ya en desuso, a pensar que por el hecho de tratarse de un deporte colectivo, los jugadores pueden ‘despreocuparse’ un poco más en este aspecto y confiar en el talento natural para el balompié limitándose a hacer una preparación física muy rudimentaria.

Es esencial que los futuros ases del balompié se tomen en serio facetas de su entrenamiento deportivo como las que acabamos de comentar, ya que en ese caso serán mejores jugadores y brillarán durante mucho más tiempo porque se salvarán de lesiones, algunas muy graves, que hasta hace pocos años equivalían a poner el punto y final a una temporada o, en los peores casos, a toda una carrera.

Pinche aquí para leer la charla completa de Rafael Durá sobre anatomía aplicada al fútbol.

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