lunes, 17 de octubre de 2016

El deterioro del sistema locomotor se evita con actividad física



Cumplir años con salud. | FreeDigitalPhotos.net
Hola a todos.

Este fin de semana he estado en un curso sobre las aplicaciones de la ecografía en Traumatología. Esta herramienta, tal y como os hemos contado en varias ocasiones, se está haciendo un lugar de honor en nuestras consultas, dado que nos ayuda no solo a diagnosticar, sino a aplicar tratamientos infiltrados con mucha más precisión que antaño.

Sin embargo, mi intención hoy no es hablaros de esto, sino de un fenómeno que nos tiene un poco preocupados a los especialistas que trabajamos con el sistema locomotor, y no es otro que el deterioro de esta maravillosa maquinaria asociado al envejecimiento. 

 Aunque estamos cada vez más acostumbrados a manejar términos tales como "envejecimiento saludable", "mayores activos", "hay que cuidarse a cualquier edad"… lo cierto es que todavía resiste con fuerza (más de la que nos gustaría) la idea de que llegados a cierta edad hay que resignarse a vivir con dolor, pérdida de funcionalidad, achaques y renuncias físicas que impiden disfrutar de una calidad de vida aceptable.

Se trata de un error en el que no podemos seguir creyendo, sobre todo teniendo en cuenta que en nuestro país ya hay más de un 18% de la población que ha soplado más de 65 velas en su última tarta y que todos estos perjuicios físicos acaban repercutiendo en el ánimo de nuestros mayores, que pasan muchos años sumidos en la depresión.

Tenemos que plantearnos un cambio de mentalidad que nos lleve a la acción porque además de que la población está cada vez más envejecida, también vive más años y lo que tenemos que procurar es que esos años no se conviertan en una época triste y oscura.

Manos a la obra

Tal y como explicaba recientemente en varios medios de comunicación, es necesario que nuestros mayores lleven a cabo actividades físicas acordes al estado de sus articulaciones, de sus huesos, de sus músculos y de sus tendones. Asimismo, es imprescindible que dichas actividades sean motivadoras y promuevan las relaciones sociales y familiares. 

Si estas pautas se complementan con Dieta Mediterránea y patrones de sueño adecuados lograremos prevenir un temido círculo vicioso con el que nos encontramos más a menudo de lo que nos gustaría: pacientes mayores que no se mueven porque no están en forma, están cansados o sienten dolor que, al tiempo, ven agravadas sus dolencias precisamente por un sedentarismo que les atrofia y les postra progresiva pero rápidamente.

A partir de los 60 años es conveniente optar por actividades que tengan poco impacto articular. De esta forma, la carrera o los deportes de raqueta que exigen arranques y cambios de dirección muy bruscos menos adecuados que las caminatas a buen paso, la bicicleta, el baile o la natación.

El taichi ha demostrado sus ventajas a la hora de mejorar el equilibrio y evitar caídas y el yoga es ideal para mantener la flexibilidad y la coordinación de nuestro sistema locomotor. Gimnasia acuática, ejercicios de suelo… hay montones de alternativas para que nuestros mayores se muevan y estén mejor a nivel físico y mental.

Los tratamientos; mas y mejores

A partir de la sexta década de la vida existe un riesgo mayor de fragilidad ósea y articular, problemas que pueden verse agravados por la pérdida de reflejos o por el desánimo emocional. La actividad física incide positivamente en todos estos aspectos y tiene un papel preventivo indudable. 

Además, en el campo de los tratamientos actualmente tenemos una gran cantidad de alternativas para ofrecer a los pacientes de más edad. Fisioterapia, ejercicios específicos, condroprotección (ácido hialurónico, suplementos nutricionales…) y terapias biológicas (células madre y plasma rico en factores de crecimiento) son capaces de retrasar el daño articular, tal y como estamos comprobando en nuestra Unidad de Medicina Preservadora de las Articulaciones.

Finalmente, en iQtra hemos comprobado que cuando los métodos conservadores ya no pueden ofrecer mucho más, es mejor valorar la cirugía quehacer que el paciente arrastre dolores y pierda calidad de vida para, de todos modos, acabar operándose igualmente.

Las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, la artroscopia y los protocolos de recuperación avanzada han hecho que el paso por quirófano sea una opción muy valorable en lugar de un último recurso, como era hasta hace bien poco.

Por su parte, las prótesis han mejorado exponencialmente en cuanto a su diseño y durabilidad, de forma que en muchos pacientes basta con colocar una prótesis sin necesidad de operaciones posteriores de recambio, un factor (el de las intervenciones de recambio) que hacía desistir a muchos de someterse a cirugía protésica. De hecho, estos avances son los responsables de que pacientes cada vez más jóvenes sean candidatos a llevarlas.

En definitiva, queremos apostar por un estilo de vida activo y saludable para que nuestros mayores disfruten de una vida plena que podamos compartir con ellos.

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