lunes, 5 de mayo de 2014

Enrique Ponce, una recuperación de récord

El diesto Enrique Ponce, en la entrevista que anunciaba su reaparición. | ABC
Buenas tardes a todos.

Saco un hueco para escribir de algo que ha asombrado a propios y extraños y que no es otra cosa que la reaparición de Enrique Ponce el pasado sábado en La Maestranza de Sevilla, un gesto que el matador de toros ha tenido con la afición que tanto apoyo le ha dado en los momentos de gloria y en los sinsabores que de vez en cuando trae esta profesión.

Como seguramente recuerdan todos los aficionados al arte del toreo, Ponce sufrió una grave cogida en la Feria de Fallas cuyo resultado fue una sobrecogedora cornada que le atravesó la axila llegándole al cuello y la fractura por estallido de la clavícula izquierda, lesión de la que le operamos en el Hospital Nisa Pardo de Aravaca tres días después de la cogida.

Este incidente nos ha permitido estrechar los lazos con el torero y su entorno, sino aprender del afán de superación, la entrega y la voluntad de Enrique Ponce más allá del dolor.


Siempre digo que los toreros están hechos de una pasta especial; una pasta que les permite no solo sobreponerse al dolor en el mismo momento en el que el toro les da el revolcón (se me viene a la cabeza el caso de Joselito Adame, diestro al que operamos de una complicada fractura de tobillo; eso sí, después de que concluir su faena, matar al toro y saludar a la afición); sino también en el proceso de recuperación, un camino que ha sido especialmente delicado en el caso de Ponce y del que me pidieron opinión en el diario El Mundo.

Esto fue lo que escribí para ellos y es lo que a continuación os reproduzco:


"La lesión con la que recibimos a Enrique Ponce fue tan aparatosa como las que sufren los pilotos de motociclismo a velocidades superiores a 200km/h y que denominamos accidentes de alta energía. La gravísima cornada, que entrando por la parte posterior de la axila derecha recorrió el pecho hasta el cuello, había provocado importantes desgarros musculares tanto en músculos pectorales como en costillas y musculatura intercostal. 

 A ello se sumaba la fractura de la clavícula izquierda, que por ser una fractura por aplastamiento, había literalmente estallado en varios fragmentos el hueso, por lo que su recomposición fue laboriosa y delicada. Los días posteriores a la operación fueron saliendo lesiones por posible pisotón de músculo trapecio izquierdo y aplastamientos costales múltiples. El tórax del maestro fue morado oscuro por completo durante las dos primeras semanas. 

Desde el primer día, Enrique insistió en comenzar de inmediato la recuperaciónde las lesiones, que por ser tan numerosas e importantes parecía difícil comenzar. Pero aunque fuera con masajes dolorosos, teníamos que comenzar por drenar inflamación y hematomas que incluso enmascaraban más lesiones. 
Tan pronto pudo, se comenzó a diseñar ejercicios que imitaran el toreo de salón, de manera que la recuperación parecía más dirigida a reincorporarse a su actividad que a recuperar al paciente.

Ponce ha sido, como siempre, ejemplar, con su sonrisa por encima de los dolores, solicitándonos el ser lo mas contundentes y disciplinados posible en la fisioterapia, siempre haciéndonos ignorar los dolores por los que pasaba y que sin duda ha sufrido en silencio para que nosotros no dudáramos en aplicar todas las técnicas y recursos de recuperación de deportistas de élite de que disponemos. 
 

Una vez superada la fase de drenajes, en cuanto comenzamos con estiramientos, el ha dirigido el trabajo explicándonos los gestos a los que debía llegar lo antes posible, la potenciación muscular parecía ir apareciendo de modo casi milagroso, pero después nos confesaba que además de las palizas de gimnasio, él en casa se castigaba y aplicaba más aun, comenzando a trabajar con los trastos haciendo salón. 
Nos ha sorprendido su valor haciendo tentaderos cuando nosotros aun no se lo hubiéramos aconsejado, pero siempre nos ha relajado la prudencia que demuestra en cada decisión a pesar de ir marcando un ritmo por encima de nuestras expectativas. Y así ha sido con la decisión valiente y comprometida de reaparecer en Sevilla a pesar de verse dolorido de costillas y musculatura desgarrada y que en un mes no puede, en términos médicos, estar aun resuelta al cien por cien.

Ha sido toda una experiencia para todo el equipo de traumatólogos, médicos deportivos y fisioterapeutas de iQtra, trabajar con un paciente por encima del deportista de elite al que estamos acostumbrados a tratar".

Sólo me resta agradecer al maestro su ánimo y todo lo que nos ha enseñado estos días.

Junto al padre del diestro disfrutando de su reaparición. | Diario de Sevilla.





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