jueves, 21 de febrero de 2013

Compartiendo sonrisas con David Larible

David Larible, the Clown. | Circo Price
Hola a todos.

En iQtra estamos muy ocupados porque hoy participo en un curso sobre artroscopia de cadera del que os hablaré en unos días, ya que vamos a tratar temas muy interesantes. Sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad de contaros una experiencia muy gratificante para todo el equipo.

La vivimos hace apenas una semana en nuestra clínica, en nuestra casa, donde tuvimos el inmenso honor de recibir a David Larible, considerado el mejor clown del mundo y que en estos días actúa en Madrid; en el Circo Price. Gracias al buen hacer de David pasamos un rato agradable y divertido con nuestros hijos, a los que sacamos de su rutina diaria para que participasen en una Masterclass que nos ha dejado un sabor de boca extraordinariamente dulce. Estamos muy agradecidos a David y a todo su equipo por hacernos pasar una velada absolutamente mágica. Y por supuesto, estamos encantados de que el diario El Mundo nos haya hecho partícipes del reto de aprender de un maestro de la sonrisa.



Desde niño tuve claro que quería ser médico. Mis padres lo son y para mí fue natural serlo también. Siempre digo que yo nací con esta profesión dentro y no concibo mi vida dedicándome a otra cosa. Algo parecido le ocurre a David Larible porque pertenece a una extensa saga de payasos de la que él es la séptima generación; ahí es nada. Sin embargo, y para nuestra sorpresa, no es lo único que ambos mundos tenemos en común.

Según nos cuenta Larible, su padre le dijo que ser payaso no era nada fácil y que tenía que ser la culminación de un largo proceso en el que debía esforzarse para dominar el resto de disciplinas circenses como las acrobacias, los malabarismos o la danza. Ser payaso no es cualquier cosa; es la guinda del pastel y para llegar a serlo Larible ha trabajado duro toda la vida. Eso me gustó porque encaja perfectamente con el afán de superación, la formación continua, la pasión y la entrega con la que vivimos la Medicina en iQtra. A lo largo de todos estos años hemos tratado de conformar un equipo sólido, profesional, multidisciplinar y vanguardista para ofrecer lo mejor de nosotros al paciente y a su entorno.

Además, este clown nos hizo caer en la cuenta de algo que nos acerca aún más si cabe: los payasos y los médicos (sobre todo éstos, aunque también otros sanitarios) dan miedo, y no sólo a los niños.

Muchos miembros del equipo coincidían con esta apreciación y recordaban que ellos mismos no eran muy amigos de los payasos debido al mal recuerdo de cuando eran niños. Una de nuestras colaboradoras, de hecho, dudó hasta el último minuto sobre la conveniencia de traer a su hija, ya que la vez que se le ocurrió llevarla al circo tuvieron que salir corriendo después del ataque de pánico que le produjo a la pequeña el hecho de que un payaso se acercase a ella ofreciéndole un globo y haciendo muecas.

Por regla general, los médicos no gesticulamos tanto pero sí nos acercamos al paciente muy solemnes, con nuestra bata blanca, nuestros fonendos y demás parafernalia colgada del cuello o saliendo de los bolsillos. Les tocamos, les hacemos adoptar esta postura o la otra, les desnudamos, les pinchamos, les damos órdenes como si fuéramos metralletas y les hablamos en una jerga incomprensible que a veces únicamente sirve para crear una alarma injustificada.

Esto es precisamente de lo que hemos querido huir siempre en iQtra y nos esforzamos mucho cada día por conseguirlo. Estamos muy empeñados en crear un clima distendido, agradable y seguro para nuestros pacientes y sus familias. Procuramos tener siempre presente que hay que estar a la altura del que entra en iQtra con una enfermedad que le hace sufrir y que le resta calidad de vida; a veces después de haber recorrido consulta tras consulta durante años. David Larible nos ayudó, y mucho, a retomar conciencia de que la actitud con los pacientes ha de ser cercana, empática y, por qué no, divertida.

Buena prueba de que lo pasamos genial es que la niña de la que os hablaba se pegó a David como una lapa y guarda el guante de látex de uno de los números como oro en paño en su casa. "Es que es el guante del mejor payaso del mundo, mamá".

Gracias a todos por acompañarnos y a David por su energía.


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