Esta semana ha acabado de manera bastante lúdica y divertida. Varios miembros del equipo de iQtra nos hemos desplazado a Valencia para participar en un curioso 'experimento' realizado con el simulador Profesional Shell V-Power. La actividad, enmarcada dentro del Gran Premio Europeo de Fórmula 1, consistía en utilizar el simulador de Shell para medir los cambios fisiológicos que se producen en el organismo de un piloto profesional, en este caso Mar Gené, al que aprovecho para dar las gracias por participar y enseñarnos un poquito más de este apasionante deporte, y compararlos con los que experimentan ciudadanos de a pie, concretamente, varios periodistas que cubren habitualmente la Fórmula 1. Te contamos los resultados.
El simulador ha medido la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la saturación de oxígeno en sangre y varios parámetros que empleamos los especialistas para evaluar el rendimiento físico, el nivel del esfuerzo que se hace y, en definitiva, el estrés y el gasto que hacen los deportistas de élite.
Estas mediciones, realizadas antes y después de pasar por el dispositivo de Shell revelaron algo que ya sabíamos, pero que muchas veces no valoramos lo suficiente y no es otra cosa que para ser piloto de carreras y llevar un coche como hace Marc Gené hace falta estar en muy buena forma física; no basta con conducir extraordinariamente bien o tener una resistencia psicológica a prueba de bombas. La buena condición física ayuda no sólo a llevar a cabo un conducción mejor y más eficiente, sino que además contribuye a una recuperación mucho más satisfactoria.
El médico Fernando de Medex, que también controló el 'experimento' explicaba que un piloto profesional pierde entre tres y cuatro kilos de peso en cada carrera, de manera que su físico ha de estar en muy buenas condiciones para aguantar ese impresionante desgaste sin que la salud resulte perjudicada. De hecho, todos los miembros de los equipos han de estar en buena forma para dar lo máximo en las pruebas, donde cada segundo cuenta.
El simulador nos permitió establecer observaciones muy interesantes. Una de ellas es que incluso los pilotos profesionales experimentan un gran nivel de estrés en las frenadas bruscas y en las curvas comprometidas. Todos los participantes sufren un incremento considerable de la frecuencia cardiaca cuando están esperando la salida y se estabilizan durante la carrera.
Sin embargo, la gran diferencia es que Gené sabe controlar estos cambios mucho mejor que los 'no profesionales' y que mantiene una gran estabilidad a lo largo de toda la prueba. Esto delata que, como es de esperar, está habituado a conducir este tipo de vehículos o enfrentarse a la competición, pero que además goza de una forma física extraordinaria; algo en lo que la mayoría del público no suele reparar cuando determina la pericia o la valía de un deportista que va metido en un coche o subido en una moto.
Los periodistas que tomaron parte en la prueba mostraron un perfil más ansioso, más estresado emocional y psíquicamente fruto no sólo de que no se ganan la vida pilotando, sino además de que su forma física no es la de Gené. Él se mantuvo bastante sereno antes y durante la carrera ficticia y al minuto de terminar ya había logrado el 60% de su recuperación. Es más, mientras pilotaba, las pulsaciones máximas que tuvo fueron 88, en comparación con las 120 de algunos de sus compañeros de fatigas a bordo del simulador.
En definitiva, sólo quería destacar que la forma física, el entrenamiento y la fortaleza son importantes en todos los deportes, incluso en los que parece que este esfuerzo es menor porque van sentados en un monoplaza. Naturalmente, los equipos profesionales ya lo saben y por eso conceden tanta importancia a esta faceta como a la mejora en la conducción y a la resistencia mental para aguantar la presión que implica una carrera.
No quería despedirme sin agradecer sinceramente a la organización del evento el trato exquisito que nos han brindado a mí y a mi familia, que ha viajado conmigo en esta ocasión y que han disfrutado tanto como yo. Gracias a todos de corazón.
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