domingo, 6 de noviembre de 2011

Articulación temporomandibular y... ¿dolor de cervicales?

Hola a todos.

Hoy voy a ceder este espacio a nuestra fisioterapeuta Carolina Fernández, que desde hace un tiempo me venía insistiendo sobre la necesidad de exponer un tema que ella domina y que estamos tratando en iQtra y que no es otro que el dolor de cuello debido a anomalías en la articulación temporomandibular; sí la que hace el juego entre el maxilar superior y el inferior. ¿Recordáis cuando en este blog nuestro especialista Rafael Durá nos hablaba del dinamismo del aparato locomotor y de que el cuerpo humano era una marioneta perfecta en la que todo estaba ligado y coordinado? Pues ha llegado el momento de que os pongamos otro ejemplo de cómo los huesos, músculos y tendones están relacionados entre sí aunque no lo parezca y de cómo determinadas dolencias tienen a veces un origen a bastante distancia de donde se manifiestan.


La Articulación Temporo Mandibular (ATM), está siendo objeto del interés creciente por parte de odontólogos y especialistas maxilofaciales, que se han puesto a trabajar con equipos de fisioterapeutas y osteópatas. El motivo de esta alianza es que han constatado dolencias derivadas del hecho de que las estructuras musculares y óseas del cráneo, el cuello, la cabeza y la cintura escapular (clavícula), así como los dientes, se encuentren estrechamente vinculados.

El sistema muscular de este área se puede considerar una especie de 'todo en uno'. De esta manera, una alteración en la mordida o en la ATM causa modificaciones en el grupo muscular anterior, lateral o posterior, dando como resultado cervicalgias (dolor de cuello) o dorsalgias (molestias dorsales), por ejemplo. También sucedería al contrario, es decir, que una dolencia en la musculatura del cuello puede repercutir negativamente en los oídos o en la mandíbula.

A la vista de estas imágenes, es fácil entender que una alteración en este complejo entramado de huesos y músculos provoca un desequilibrio en cadena que puede acabar repercutiendo negativamente bastante lejos de donde se originó.


Los dientes y el conjunto de huesos que conforman
 el cráneo, la mandíbula, el cuello y la cintura escapular

Musculatura que recorre la mandíbula, el cuello
y la parte superior de la espalda


Dicho esto, ¿cuáles son los principales motivos por los que el juego de la ATM puede verse alterado? Pues son varios y, en apariencia, algunos de ellos bastante simples, como una caries profunda, llevar amalgamas (empastes) demasiado grandes, prótesis dentales mal ajustadas, desgaste de los dientes a causa del bruxismo (apretar y rechinar los dientes involuntariamente, casi siempre durante el sueño) o diversos desajustes musculares.

Todo ello puede causar una mala oclusión (los maxilares superior e inferior no hacen el juego articular correctamente y la arcada dental superior e inferior no encajan bien) que a su vez provoca dolor en los ligamentos dentales por mal funcionamiento y en dolor en la ATM por un posicionamiento incorrecto.

También suelen aparecer zumbidos en los oídos, vértigos, dolores persistentes de cuello que se extienden hasta el trapecio, dolor facial, disminución de la capacidad para abrir la boca (lo que acarrea dificultades para comer, morder y masticar), cefaleas de origen vascular...

Hasta ahora, los remedios más conocidos eran la corrección del alieamiento dental con técnicas odontológicas (colocación de 'brackets' y dispositivos de ortodoncia y extracción de muelas del juicio que pudieran ser molestas) y el restablecimiento del equilibrio de la musculatura mandibular mediante férulas de descarga que alivian la tensión de la zona y evitan el bruxismo.

Sin embargo, fisioterapeutas y osteópatas hemos irrumpido con fuerza en este área médica para complementar unos tratamientos que, no obstante, siguen siendo útiles y necesarios.

Gracias a la terapia manual que aplicamos logramos recolocar los huesos mal ubicados, estirar la musculatura contraída y relajar las contracturas y los espasmos implicados en este conjunto de dolencias que afectan a la ATM.

Atacando el problema desde estos dos frentes, (odontológico y fisioterapéutico) logramos no sólo que el paciente se recupere mucho antes, sino que aliviamos varios problemas a la vez, ya que trabajando juntos se aborda el problema desde su origen.

Todos los implicados debemos tener en cuenta estas cuestiones porque a veces el tratamiento odontológico habrá de complementarse con terapia manual y viceversa, los pacientes del fisioterapeuta tendrán que acabar en el sillón del odontólogo para, aunque no lo crean, solucionar sus dolores de cuello.

*Carolina Fernández
Fisioterapeuta iQtra

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