miércoles, 2 de marzo de 2011

Latigazo cervical; un problema más allá del tráfico

Hola a todos. Hoy voy a ceder este espacio a Luis García, coordinador de nuestra Unidad de Recuperación Avanzada, para que os hable de un problema frecuente que no suele recibir la atención que merece. Se trata del latigazo cervical, una patología cuyas implicaciones van más allá de lo puramente médico, ya que también afectan a la esfera psicosocial (dolor, baja laboral, cese temporal o definitivo de actividades deportivas y cotidianas…) y económica (compensaciones de las aseguradoras, indemnizaciones de terceros…) del paciente.


Solemos asociar el latigazo cervical a los accidentes de tráfico. Pensamos que únicamente el frenazo que damos con el coche es el causante de este problema.

No obstante, aun reconociendo que es una causa común, lo cierto es que el latigazo cervical es un síndrome que incluye gran variedad de manifestaciones (dolor y rigidez de intensidad variable, lesiones de tejidos blandos, mareos o fracturas) y que puede producirse por muchos motivos (empujones, encontronazos practicando deporte, caídas…)

En definitiva, todo impacto que transmita una aceleración súbita al tronco que, a su vez, provoque una hiperextensión de la columna cervical, seguida de una hiperflexión por el efecto rebote es susceptible de causar las molestias y lesiones típicas de este problema.



Independientemente de las circunstancias en las que se haya producido el latigazo, uno de los mayores obstáculos para su diagnóstico es que no se manifiesta inmediatamente después del traumatismo.

Ni siquiera las radiografías son determinantes para verlo (salvo en casos severos). Por este motivo es esencial que en cuanto el paciente tenga la menor molestia acuda a su médico.

Éste ha de hacerle un estudio completo y una exploración manual que será la que finalmente determine la existencia de la lesión y su gravedad.

Posteriormente hay que determinar cuándo hay que empezar la terapia. En iQtra solemos hacerlo, siempre que no exista ninguna contraindicación médica, a las 48 horas del accidente, ya que es cuando empiezan a aflorar las molestias propias de este síndrome.

Prescindir cuanto antes del collarín

Otra de las premisas que observamos en nuestra unidad es la de retirar el collarín blando cuanto antes; concretamente de cuatro a seis días después de la lesión. Es más, tratamos de evitar ponerlo si el latigazo cervical no alcanza el grado III.

¿El motivo de estas 'prisas'? Pues a pesar de que el cuello es una zona muy frágil que hay que proteger a toda costa porque alberga una zona medular especialmente sensible, la manera no es hacerlo poniendo un collarín que bloquea la recepción de estímulos sensoriales necesarios para el movimiento y la irrigación normal de los vasos que irrigan el cerebro.

Numerosos estudios han demostrado que alargar el uso del collarín contribuye a disminuir la propiocepción en el cuello (perdemos la noción de los movimientos que podemos hacer), acelera la debilidad muscular, bloquea los músculos haciendo que se pierda rango de movilidad, incrementa la rigidez articular y, en pocas palabras, prolonga el cuadro patológico favoreciendo su cronificación.

En los casos más graves, pueden aparecer parestesias en los brazos (hormigueos y parálisis), vértigos, cefaleas y otras secuelas a medio y largo plazo.

Recuperar la funcionalidad

El objetivo es conseguir una recuperación temprana. Así, lo primero que trabajamos es la eliminación del dolor y de las alteraciones musculoesqueléticas. Posteriormente incidimos en el restablecimiento de la movilidad articular y finalmente, en la normalización de las funciones motrices.

Para ello, en iQtra empleamos un amplio abanico de técnicas y procedimientos (kinesiotaping, punción seca, terapia manual, osteopatía, estiramientos, electroterapia…) según las necesidades de cada paciente.

Para nosotros es importante no caer en la fisioterapia 'industrializada' de manera que siempre aconsejamos encarecidamente el diseño de un plan individualizado que se aplique cuanto antes para una recuperación no sólo precoz, sino también óptima.

*Luis García

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